Es palabra de Dios
REFLEXION
Continuamos con el evangelista San Lucas, que hoy nos sitúa en casa de un fariseo. Jesús no solo come con publicanos, también busca la salvación de los fariseos. Él conoce bien las normas judías de las abluciones antes de comer y, sin embargo, es libre para sentarse en la mesa sin utilizar esos ritos vacíos. Como buen Maestro, quiere darnos una lección con su ejemplo: la purificación que conecta con Dios es interior. El fariseo que invita a Jesús no parece que lo haya hecho por amistad. Más bien por su actitud de observador. La tentación de fijarnos en lo visible y emitir un juicio es algo habitual de la vanidad, por eso Jesús le reprocha por llenar su corazón con mentiras y maldades. “Lo esencial es invisible a los ojos”. Dar limosna de lo de “dentro” es una expresión difícil de entender. Debemos purificar continuamente nuestra intención diciendo: “Por ti, Señor, porque te quiero” y así se irá cumpliendo en nosotros la Bienaventuranza que dice “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. |