En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor,
nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás
a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando
dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo
el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como
a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente,
le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
REFLEXION :
Estamos en el corazón de la
Cuaresma. Es el tiempo en que la Iglesia nos invita con más insistencia a
profundizar la vivencia de nuestra fe cristiana. Y en concreto los días viernes
se dedican a meditar la Pasión de Nuestro Señor con el rezo de las estaciones
del “Vía Crucis”.
Además el viernes es el día en
que más se recomienda el ayuno y la práctica de la caridad como fruto del
ayuno. Otro compromiso importante para vivir la Cuaresma es no descuidar la
lectura y meditación de la Palabra de Dios. Cuando somos tentados sólo la Palabra
de Dios nos salva, porque pone al descubierto al tentador. Jesús nos insiste:
“Vigilad y orad para no caer en tentación”. Es el camino de la victoria.
En el evangelio de hoy S. Marcos
presenta a Jesús dialogando con un persona muy sincera y, además, entendida en
la Ley de Dios. El fundamentalismo religioso de los fariseos había multiplicado
los mandamientos en aproximadamente seiscientos treinta, algo asombroso. Fue
entonces cuando el escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento
es el primero de todos?» Jesús, fundamentándose en las Escrituras,
responde que el mandamiento principal no es uno sino dos: el amor a Dios y el
amor al prójimo. La respuesta de Jesús se caracteriza por la seguridad soberana
con que une el amor a Dios y el amor al prójimo. El escriba admirado replica:
«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay
otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y
con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los
holocaustos y sacrificios.» Sólo el amor a Dios hace posible el amor al
prójimo, que a su vez hace auténtico el amor que sentimos por Dios.