El encuentro con Jesús, el Cristo, mueve, interroga, permite que nos abramos a la plenitud de la existencia y a la salvación que irrumpe con su presencia en nuestras vidas, al calor de la comunidad. El contacto con Él nos permite conocerle, celebrar con los hermanos, compartir la vida en ese trato de amistad que estamos llamados a cultivar día a día. De forma tal, que siga adquiriendo un sentido más firme y pleno la identidad e impacto de Jesús en nuestras vidas.
En este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario la Palabra de Dios nos propone meditar un pasaje central del ministerio de Jesús y de sus discípulos, en especial en la vida de Pedro, y de cada uno de nosotros. La pregunta que hace Jesús a sus discípulos nos habla de relación y de misión.
Que hoy también nos sintamos cuestionados por Jesús en nuestra relación con Él y la misión que desarrollamos en nuestra cotidianidad. Y con Pedro, reafirmemos nuestra fe en Él: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».