Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Es palabra de Dios
REFLEXION
El evangelio de hoy nos presenta el conocido pasaje del joven rico. Acude a Jesús porque le considera “Maestro”, un hombre especial, alguien que sabe más que los demás, y puede aclararle una duda clave que tiene sobre el punto más importante de su existencia: “Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?”. Y Jesús le da la respuesta que vale para cualquier hombre: “Guarda los mandamientos”.
Pero este joven, que siempre ha cumplido los mandamientos, busca algo más para él. Y Jesús que se da cuenta del buen deseo de este joven, le da la respuesta que buscaba: “Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo”. Jesús le propone seguirle a Él, por el camino de la pobreza y el desprendimiento, dejando sus riquezas.
Ante esta disyuntiva, el joven decide quedarse con las riquezas, pero podemos destacar que “se fue triste”, porque sabía que con las riquezas, poniendo su corazón en las riquezas, no iba a conseguir lo que buscaba: obtener la vida eterna, que podemos traducir por lograr ser feliz.