Es palabra de Dios
REFLEXION
Los relatos vocacionales que aparecen en el Nuevo Testamento nos hablan de encuentros que transforman la vida de aquellas personas que se encuentran con Jesús de Nazaret. En esta fiesta del apóstol san Bartolomé, sucede igual. Cambio radical, que lo vemos incluso en el nombre. De Natanael a Bartolomé.
Vemos que en el dialogo que aparece en el texto sagrado va evolucionando el discurso en clave vocacional. Felipe comienza a dar un testimonio de un encuentro interpersonal con la figura de Jesús. Hemos encontrado al esperado del pueblo: «Al Mesías». La duda rápidamente salta en el corazón de Natanael. En un contexto en el que surgen dudas, hay conflictos, enfrentamientos, dolencias… Se hace cuesta arriba ver que la mano de Dios sigue actuando. Por eso, se lanza la invitación: «Ven y verás». No pierdes nada por comprobarlo por ti mismo.
Este Mesías, que es el Enmanuel: «Dios con Nosotros», ha tocado la realidad humana y conoce la situación de su pueblo. No es desconocido el contexto vital en el que se mueve y tampoco los interrogantes que puedan saltar en el interior de su corazón. Jesús conoce el latido de los corazones de sus gentes.
Aprovecha para lanzar un elogio a Bartolomé: «Ahí tenéis una persona sin dobleces». No hay engaño en él. El Maestro hace una radiografía del interior de la persona, porque conoce. Tiene una mirada de compasión sobre el ser humano. La realidad humana no le es desconocida. Jesús sabe a quién llama al seguimiento. A ser portavoz del mensaje de salvación a toda la humanidad.
La transformación sigue en el encuentro con Jesús. El Nazareno le expresa que lo conoce, que sabe de él. Como tan bellamente lo expresa la experiencia del profeta Jeremías: «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones» (Jer 1,5). Frente al sueño que el Señor tiene pensado para cada uno de nosotros, el vértigo que podemos sentir es grande, sin embargo, es mayor la gracia de Jesús que llama y cualifica para el seguimiento.
Y de esa experiencia de sentir toda tu vida bajo la mirada compasiva de Jesús, llega la profesión de fe. Solo ese amor y esa gracia que transforma tu vida por completo pueden venir del Mesías, del Hijo del Dios vivo, y así también, brota la confianza en la respuesta de dejarlo todo por seguirlo.
En la fiesta de san Bartolomé se nos invita a que también en un momento de intimidad con Jesús, pasemos toda nuestra vida bajo la mirada compasiva de Jesús. Solo así, descubriremos la gracia y el amor con el que nos desborda y nos llevará también a reconocerlo como el tesoro de nuestra vida. Y, de ese modo, podremos salir a anunciarlo al mundo entero sin temor ninguno.