25/8/23

EVANGELIO SABADO 26-08-2023 SAN MATEO 23, 1-12 XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen , pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

                                        Es palabra de Dios

REFLEXION

Jesús pronuncia un discurso contra los líderes religiosos de Israel, a la vez que responde al rechazo de su pueblo a la doctrina que predica. Parece que los fariseos se convirtieron, después de la caída de Jerusalén, en el grupo más influyente dentro del judaísmo (Mateo se sitúa en un tiempo en que su comunidad está más influida por ellos que en los días de Jesús). Muchos cristianos los imitaban. Jesús no parece reprochárselo, aunque les previene de que aquellos dirigentes “no hacen lo que dicen”. Es decir, su enseñanza es fiable, pero no son coherentes con ella en la práctica, y además han endurecido el rigor de sus prescripciones, que se han hecho impracticables.

Lo más importante en la comunidad cristiana no son los títulos y los honores, que los fariseos anhelaban, sino la fraternidad. Ésta nace de tener un solo Padre común y de seguir juntos los pasos de Jesús, el único que merece el nombre de Maestro. Y la actitud que procede de esa realidad es el servicio de unos a otros, como Jesús, que no vino a ser servido sino a servir. Sólo el que se comporta humildemente será ensalzado en su momento, mientras que el que se ensalza será humillado.

¿Somos capaces de distinguir entre una enseñanza valiosa -siguiéndola de buena gana- y una vida inconsecuente y por tanto desdeñable? ¿Y somos conscientes de nuestra referencia fundamental al Padre y a Cristo, y en consecuencia de la actitud de humildad y servicio que de ella se sigue?

Fray Emilio García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)