Estamos celebrando la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos.
El Dogma de la Asunción a los Cielos consiste en que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen, después de su vida terrena fue subida en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus.
Es curiosa la fecha de la proclamación: el día de Todos los Santos. Tal vez esta fiesta nos puede estar diciendo que a la misma meta que llegó María debemos también aspirar cada uno de nosotros. Para ello, llamados todos a la santidad, tenemos que contar con el amor y la misericordia de Dios.
Celebramos también los Dominicos el llamado “Pentecostés dominicano”. Día en que Santo Domingo, en 1217, desde Prulla (Francia) envió a los primeros frailes por toda Europa para fundar comunidades que se dedicaran por entero a la predicación del Evangelio. Recordemos las palabras de Santo Domingo: el trigo amontonado se puede pudrir y el que se dispersa fructifica.