9/10/24

EVANGELIO JUEVES 10-10-2024 SAN LUCAS 11, 5-13 XXVII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».
                       
                                         Es palabra del Señor

REFLEXION

En la parábola del amigo insistente e inoportuno, Jesús nos quiere hacer ver dos cosas muy importantes: primero, que es muy importante pedir y hacerlo insistentemente a tiempo y a destiempo: toda oración que se precie debe ir en este sentido si realmente me doy cuenta de que necesito al Señor en mi vida y en la de mis seres queridos. La oración de petición se convierte así en una conciencia de fe y de gracia. En segundo lugar, que Dios siempre está en actitud de espera activa y de pronta respuesta (aunque quizá no sea en el sentido que esperamos o en el tiempo que nos parece oportuno)

La oración, como nos dice Santa Teresa, “es tratar de amistad con Alguien que sabes que te quiere” y esto es ciertamente muy consolador. Sin embargo, la propia dinámica de nuestra vida, las muchas ofertas que a cada instante nos llegan de los medios de comunicación, las búsquedas de afectos rápidos y superficiales, las conformidades con tantas cosas que nos distraen…y no nos llenan… al final hacen que Dios pase a un segundo plano, aunque Él siempre está pendiente, buscándonos, queriéndonos como un padre quiere a su hijo.

Orar, finalmente, no requiere palabras (y menos si son solo aprendidas, desconociendo su sentido), sino fe y mucho amor… porque somos y queremos gracias al Amor y hablar de amor es referencia implícita o explícita al Dios Crucificado y Resucitado.

Reflexión sobre la Oración del Rosario en este mes de octubre:

“Hoy, juntos, confirmamos que el santo rosario no es una práctica piadosa del pasado, como oración de otros tiempos en los que se podría pensar con nostalgia. Cuando se reza el rosario, se reviven los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; se recorren las diversas etapas de la misión de Cristo. Con María, el corazón se orienta hacia el misterio de Jesús. Se pone a Cristo en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, mediante la contemplación y la meditación de sus santos misterios de gozo, de luz, de dolor y de gloria.”

(Benedicto XVI. Alocución en Santa María la Mayor. 3 mayo 2008)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)