En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Jesús quiere que cada uno de nosotros demos fruto por el camino que nos indica. Con este motivo, en el evangelio de hoy nos habla de uno que tenía una higuera plantada en su viña y llevaba tres años sin dar fruto. Entonces el dueño de la vida dijo a su cuidador que la cortase: “¿para qué va a ocupar terreno en balde”. Pero el cuidador pidió más tiempo para la higuera, pidió un año más en el que él la iba a seguir cuidado con más mimo: “yo cavaré alrededor y le echaré estiércol a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás”. Nuestro Dios con nosotros tiene paciencia. Sabe esperar un año, dos años, tres años… muchos años. Pero mejor, ya que hemos sido seducidos por su amor e iluminados por su poderosa luz, que cada día sigamos siendo fieles a la promesa voluntaria que le hicimos de seguirle, de dar fruto en su viña y experimentando el gozo de su amistad.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)