12/9/25

EVANGELIO SABADO 13-09-2025 SAN LUCAS 6, 43-49 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón lo habla la boca.

¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?

Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.

El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

En el Evangelio, el Señor nos hace una llamada a la autenticidad, a cultivar un corazón bueno y a derramar desde ahí la bondad a nuestro alrededor. Para ello nos invita a guardar su Palabra, a recibirla como tierra buena que acoge la semilla y da fruto, perseverando. Así seremos hombres y mujeres de una pieza, llenos de la alegría, la paz y la fuerza del Señor. Vendrán dificultades, pero nosotros permaneceremos inamovibles.

Cimentados en Cristo, realizando la verdad en el amor, haremos crecer todas las cosas hacia Él (cf. Ef 4, 15). Seremos una casa bien construida, morada de Dios, cobijo para los demás. Porque, de esa manera, sabremos bien de dónde venimos y a dónde vamos, y en nuestro caminar hacia la meta iremos sembrando el amor. Pasaremos haciendo el bien, como nuestro Maestro.

Que, a través de estas lecturas, el Espíritu Santo despierte en nosotros el anhelo apremiante de vivir plenamente lo que somos: discípulos de Cristo, hijos de Dios, criaturas nuevas, redimidas, cimentadas en la misericordia, colmadas del amor de Dios.

 Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas

Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas
Palencia

Somos monjas dominicas. Nuestra comunidad está formada por 15 hermanas de tres países diferentes: España, Brasil y Paraguay. Con edades comprendidas entre los 30 y 100 años. Nuestro monasterio, fundado hace 500 años, se ubica frente a la plaza donde se encontraba la casa en la que vivió Santo Domingo de Guzmán en Palencia y frente al Convento de frailes dominicos que fundó él mismo, en su último viaje a España. Estamos unidas a la Santa Predicación por la oración y la penitencia. Cuidamos con esmero de la liturgia, escrutamos con corazón ardiente las Escrituras y estudiamos diligentemente la Verdad Sagrada. Nuestras puertas están siempre abiertas para que la gente comparta nuestra oración y silencio.

11/9/25

EVANGELIO VIERNES 12-09-2025 SAN LUCAS 6, 39-42 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como un maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».

                     Es palabra del Señor

REFLEXION

La presencia viva de Jesús en la liturgia se encarga de iluminar la peregrinación de sus seguidores por las sendas que llevan a feliz término. No conduce a meta alguna la senda que se pretende tomar desde la ceguera espiritual. Tampoco la que el ciego espiritual se esforzara por indicar a los demás.

Es muy triste la ceguera corporal. Ciegos gritaban a Jesús: «Ten piedad y compasión de nosotros»; a veces los tomaba de la mano para conducirlos, o los llamaba para que se acercaran a él y les escuchaba esta súplica: «Maestro, que vea». Muchos ciegos comenzaron a ver por su poder de hacer milagros.

El Señor, sin embargo, realizó con su encarnación el gran milagro de curar la obcecación espiritual de los humanos, todos contaminados por el pecado. Esta ceguera es infinitamente más penosa que la de la vista. Con ella no se descubren caminos. La historia de la salvación propia del Antiguo Testamento es toda una preparación para recibir al sol que viene de lo alto, que es Jesús.

Puestos ya en la plenitud de los tiempos, es el propio Jesús quien se convierte en luz para iluminar las tinieblas de la humanidad. En el fragmento que hoy meditamos pone en guardia para no pretender recibir la luz de los que no la tienen: «Si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo». En la luz de Cristo se ha de encender toda luz que, de verdad, alumbre los pasos de la vida hacia su destino. Con la luz de Cristo se ha de escudriñar el propio yo para descubrir que, sin ella, volvemos a no ver con nitidez o a experimentar la ceguera. La corrección ha de dirigirse, un día tras otro, hacia uno mismo.

Es verdad que el Evangelio habla de la corrección paterna y fraterna, pero ha de ser «según el Señor» (Ef 6, 4), la reciben todos (Heb 12, 8), ninguna es de momento agradable, sino penosa. La corrección de nuestro padre Dios no hemos de menospreciarla, no desanimarnos por ella (Heb 12, 5). Dios nos trata como a sus hijos y «¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?».

De la corrección fraterna trata nuestro texto: «Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano». Se trata de un acto de caridad, como es la de ganar a nuestros hermanos para la salvación, es decir, para los caminos que se dirigen a ella. Sin, embargo, hay que hacer la corrección desde el amor y la humildad más verdadera; en general, secreta y a solas ( Mt 18, 15), en momentos oportunos, con prudencia, desde una conducta personal limpia y dirigida la intención a la mejora del prójimo.

A este respecto puede considerarse útil cuanto atestiguaban, bajo juramento, algunos conocedores de santo Domingo. Así, fr. Pablo de Venecia: «Observaba con exactitud y perfección la regla. Exhortaba a los frailes y mandaba que se ajustaran plenamente a ella; castigaba con rigor a los que la quebrantaban, pero los corregía con tanta paciencia y benignidad de palabras, que nadie se alteraba o conturbaba a causa de la corrección». Por su parte, fr. Rodolfo de Faenza testimonió: «Era alegre, afable, paciente, misericordioso, benigno y consolador de los frailes. Si veía a algún fraile faltar en algo, pasaba de largo, como si no lo advirtiera. Pero después, con rostro plácido y palabras cariñosas, [decía]: “Hermano, has obrado mal, confiésalo”. Con dulces palabras inducía a todos a la confesión penitencial. Aunque con humildes palabras, castigaba con severidad los excesos; sin embargo, se iban de él consolados».

Fray Vito T. Gómez García O.P.

Fray Vito T. Gómez García O.P.
Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)

Soy fraile dominico y me he especializado en teología e historia de la Iglesia. He sido docente en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia y he impartido cursillos, ejercicios espirituales y conferencias en diferentes países de Latinoamérica, Filipinas e Italia. Durante doce años fuí postulador de las causas de canonización de la Orden de Predicadores. Aunque estoy destinado en el convento de Santo Tomás, Sevilla, actualmente presto servicio en el convento de Santo Domingo, Torrente – Valencia. He nacido en las inmediaciones de los Picos de Europa (León), y siempre me ha gustado subir montañas, especialmente en León y Cataluña.

10/9/25

EVANGELIO JUEVES 11-09-2025 SAN LUCAS 6 27-38 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.

Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

En este evangelio Jesús nos exige tener un comportamiento determinado en nuestras relaciones con las demás personas, con todas las personas: amar, tratar bien a los que no nos quieren, sonreír y bendecir a los que hablan mal de nosotras, ayudar al que no quiso echarnos una mano en nuestros apuros, dar sin medir lo que damos… y un largo código de normas a cuál más difícil de cumplir de manera constante, a lo largo de nuestra vida.

Creo que Jesús quiso llamar nuestra atención de una manera fuerte y exigente para que esto nos choque, nos interpele, y nos haga ver la necesidad de comentar con nuestra comunidad, con otra gente, todo esto, para encontrar entre todos, una manera practica de incorporarlo a nuestra vida, a nuestra actitud general de relacionarnos, y no como unas normas a cumplir, que terminarían angustiándonos porque no las cumplimos.

No, pienso que están dichas para confiar y descubrir mejor cómo es Dios. Y al sentirnos hijos de un Dios así, nos sintamos atraídos por su corazón misericordioso y eso vaya calando en nuestro corazón.

En segundo lugar, tiene, me parece, este texto de Jesús en su conjunto, una internacionalidad de sacarnos de un concepto individualista del perdón que tan arraigado tenemos todos. Su propuesta es una dinámica nueva para cambiar la lógica del mal. La lógica de la desigualdad que no crea hermanos, la lógica de la acumulación que crea pobreza, la lógica del premio-castigo que crea hipocresía, la lógica del ojo por ojo que crea odio, la lógica de buenos y malos que crea intolerancia. Estas lógicas son malas porque crean injusticia que hace sufrir a la gente.

Jesús se dirige a los cristianos, sobre todo a los que sufren en sus carnes la injusticia, la muerte y el desprecio de los poderosos, para que hagan entre ellos lo contrario de lo que les hacen a ellos, perdonándose sus deudas, compartiendo lo que se tiene con generosidad; esto es creando unas relaciones o sistema económico basado más en el reparto y la igualdad, poniendo por encima de las leyes el bien de las personas más desprotegidas, solucionando los conflictos hablando, poniéndose en el lugar del otro, buscando con sinceridad la justicia y el bien común.

En definitiva, creando todo un sistema de relaciones personales y sociales alternativas, que vaya socavando la lógica del sistema de opresión, y exclusión deshumana del poder.

Hna. Mari Cruz OP

Hna. Mari Cruz OP
Dominica de la Anunciata

Nací en Torrelavega (Cantabria) y estudié en Las Hijas de la Caridad. Fui a la Universidad de Oviedo a estudiar Químicas y allí conocí a las Dominicas de la Anunciata. Ingresé en la Congregación y después de los estudios de formación y de teología en Madrid y tras terminar la carrera, vine a vivir a Renteria- Galtzaraborda, a un barrio obrero, con otras hermanas, donde sigo. He dado clases en el colegio de la Anunciata de Pasajes compaginándolo con la vida y misión de la comunidad de la Parroquia de Galtzaraborda. Al principio trabajé con jóvenes, y siempre en Caritas en Acogida a emigrantes y Acompañamiento a personas presas. Disfruto con el mar, el monte y las personas. Soy muy feliz y he aprendido del Evangelio y de las personas con las que he convivido, lo que soy se lo debo a todos.

9/9/25

EVANGELIO MIERCOLES 10-09-2025 SAN LUCAS 6, 20-26 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.

Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.

Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!

¡Ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre!

¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!

¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».

                     Es palabra del Señor

REFLEXION

Leemos este domingo uno de los fragmentos más bellos del Evangelio, aunque no siempre ha sido correctamente predicado. Es habitual que entendamos la primera parte de cada una de las bienaventuranzas, y ahí nos quedemos, satisfechos, pero creo que ese no es el mensaje completo que Jesús nos da. Cierto que dice que son felices los pobres, pero no es por el hecho de ser pobres, sino porque, tras esa pobreza, se encuentra la posesión del Reino de Dios.

Lo mismo podemos decir de la segunda bienaventuranza; no somos bienaventurados si padecemos hambre, sino porque quedaremos saciados; Si ahora lloramos será el preludio de las risas. Un poco más complicadas son las siguientes, pues nos anuncian sufrimientos, y exclusión social, que tendrán compensación, pero ya en el Reino de los cielos, aunque nada impide que el consuelo se haga presente en esta vida.

Y viene la segunda parte en la que Jesús lanza sus diatribas contra los satisfechos. Creo que deberíamos entender que esa especie de maldición/lamento está orientado a que la vida de los ricos, los poderosos, los hartos, cambie y empecemos a compartir. Nuestra hartura actual debe servir para aliviar el hambre, nuestras riquezas para compensar las pobrezas que nos rodean, nuestra paz personal para repartir paz al resto del mundo: ¡Seamos fuertes y hagámoslo!. ¡Es lo que Dios espera de nosotros!.

Compartamos la riqueza, la alegría, todos los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos no para que los atesoremos, sino para que, compartiéndolos, combatamos el sufrimiento de los demás, y recibamos el consuelo que necesitemos, que, sin duda, necesitaremos.

Es bueno que bendigamos al Señor, es perfecto que alabemos su santo nombre, como leemos en el salmo 144, porque el Señor es bueno con todos, y, lo mejor, es que no puede dejar de serlo, sin negarse a sí mismo. Y, si Dios está con nosotros y en nosotros, ¿a quién temeremos?

D. Félix García Sevillano O.P.

D. Félix García Sevillano O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)

Nací en 1946 y estudié en el Colegio Arzobispal “García Morente” de Madrid. Estuve en el Ejército y tengo estudios en Geografía en Historia y en derecho y psicología. Me he casado y tengo 4 hijos. Entro en relación con la Orden Dominica hacia 1990, colaborando en la creación del albergue para transeúntes y de la Fraternidad Seglar al abrigo del Monasterio de Monjas Contemplativas de Nuestra Señora de Valdeflores, en Viveiro. Colaboro en la edición de la hoja dominical que sale cada semana y apoyo a varios párrocos de la diócesis en charlas, celebraciones y otras actividades.

8/9/25

EVANGELIO MARTES 09-09-2025 SAN LUCAS 6, 12-19 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquellos días, Jesús salió al la monte a orar y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Después de bajar con ellos, se paró en un llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Jesús reflexionó, oró, lo pensó bien: “pasó la noche orando a Dios” antes de elegir a los doce apóstoles, los continuadores de su misión. ¿Acertó Jesús en su elección? En Hechos de los apóstoles, 1, 21 Pedro dice, tras la muerte del traidor Judas Iscariote, “que es necesario que ocupe su puesto uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús”. Y salió elegido Matías, (Hechos, 1,26).

¿Por qué Jesús no pensó en Él, en vez de quien le iba a traicionar? Jesús elige y a la vez sabe que al depender de la libertad de cada uno el seguirle o traicionarle- que lo diga Pedro-, puede alguien cambiar de decisión: de seguirle a venderle para que acaben con Él. Dios no anula la libertad humana ni incluso cuando ésta es sustituida por seguir las pulsiones hacia el mal.

El episodio nos lleva a reconsiderar nuestra fidelidad a la elección que todos hemos recibido como cristianos a hacer creíble el mensaje de Jesús, al mismo Jesús, en la sociedad en que vivimos. Caben en nosotros traiciones a esa fe que, como antes señalamos, tenemos que agradecer haber recibido.

En cualquier caso digamos con el salmo responsorial de este día, el 144, “Dios es bueno con todos”.

Fray Juan José de León Lastra O.P.

Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Soy un sacerdote dominico nacido en Quirós, Asturias. Después de mi paso por la escuela apostólica de Corias continué el proceso de formación institucional hasta el año 1960. Durante veintiocho años he estado dedicado a la enseñanza media en colegios de la Orden. Fui elegido prior provincial de la provincia de España y luego asistente del Maestro de la Orden para España, Portugal e Italia. Después he sido profesor de Antropología, Hecho religioso y Teología espiritual en Santo Domingo (Rep. dominicana) y profesor en las Escuelas de Teología de San Esteban, y Fray Bartolomé de las Casas de Madrid-Atocha. Ahora soy profesor en la Escuela de Teología por Internet, ETI. Amo la montaña y disfruto con la lectura de escritores consagrados

7/9/25

EVANGELIO LUNES 08-09-2025 SAN MATEO 1, 1-16, 18-23 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO




 La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

Al celebrar la Natividad de María reconocemos como actúa Dios. El misterio divino se va entretejiendo en la cotidianeidad de lo vivido. Nada nos dice el Nuevo Testamento sobre el nacimiento de María, y sin embargo, al ser madre todo cobra su sentido más profundo y verdadero, porque su vida está íntimamente ligada a la vida de Jesús. Nos recordaba Felicísimo Martínez: « Dios se humanizó, asumió nuestra condición humana. Con todo lo que eso significa: en la persona de Jesús se aproximó a nosotros, compartió nuestra condición, conoció todas las dimensiones de nuestra condición humana, pudo compadecerse de nosotros por estar él mismo envuelto en debilidad…Ya no estamos solos en nuestro caminar.»

A José se le revela el nombre del niño: “Jesús”, Dios salva, revelando su identidad más profunda y su misión. La salvación de Dios se manifiesta en la persona de Jesús, en sus acciones, sus palabras, sus gestos, sus opciones y su entrega en la cruz, son la forma en que Dios actúa. La figura de María representa al mismo tiempo a la comunidad cristiana, llamada, como la madre del salvador, a hacerse cargo de todas las formas de fragilidad que el mundo de hoy nos ofrece.

El celebrar la Natividad de María nos ayuda a reafirmar que Jesús es el “Emmanuel”, Dios con nosotros, que nunca nos abandona, siempre está presente. Mirando a María nos preguntamos: ¿Cómo respondo hoy a la iniciativa de Dios en mi vida? ¿Me dejo conducir, ayudar y alentar por María para renovar mi encuentro con Jesucristo y compartirlo con los demás?

Fray Edgardo César Quintana O.P.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)

6/9/25

DOMIGO 07-09-2025 VIGESIMO TERCES DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





La sabiduría de Dios es un don indispensable para ordenar la vida cristiana según el amor divino. No se alcanza solo con esfuerzo humano, pues nuestra mente es limitada y condicionada por lo terrenal; requiere la acción del Espíritu, que nos conduce por un camino de gozo y vida. Seguir a Cristo implica discernir, como quien calcula antes de una obra o batalla, si estamos dispuestos a renunciar a todo lo que se oponga a Él. Este compromiso exige una lucha interior, pero conduce a la amistad con Jesús y a la paz del cielo. El Salmo 89 recuerda que, ante la fragilidad humana, Dios es refugio eterno. Aunque la vida sea breve, su misericordia perdura y da sentido y esperanza, sosteniendo al creyente en toda circunstancia. En la carta a Filemón, Pablo muestra que el amor cristiano transforma las relaciones: Onésimo, antes esclavo, ahora es hermano en Cristo.

La fe disuelve barreras y renueva actitudes, construyendo comunidades basadas en respeto e igualdad. El discipulado se compara con una torre y una batalla. Construir implica perseverancia y renuncia; luchar supone enfrentar egoísmo, miedo y tentación. La victoria no sigue criterios mundanos: puede implicar perder bienes o la vida, pero está asegurada en el Resucitado. La gloria del discípulo es participar de la vida y misión de Cristo, en sus momentos de luz y de cruz, con la certeza de que la victoria final, la vida eterna, ya nos ha sido dada por adelantado.

Fr. Bernardo Sastre Zamora O.P.

Fr. Bernardo Sastre Zamora O.P.
Convento de San Esteban (Salamanca

LECTURAS DEL DOMINGO 07-09-2025 XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 9, 13-19

¿Qué hombre conocerá el designio de Dios?,
o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere?

Los pensamientos de los mortales son frágiles
e inseguros nuestros razonamientos,
porque el cuerpo mortal oprime el alma
y esta tienda terrena abruma la mente pensativa.

Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra
y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance,
¿quién rastreará lo que está en el cielo?,
¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría
y le envías tu santo espíritu desde lo alto?

Así se enderezaron las sendas de los terrestres,
los hombres aprendieron lo que te agrada
y se salvaron por la sabiduría».

                       Es palabra del Señor

Salmo

Salmo 89, 3-4 5-6. 12-13. 14 y 17 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R/.

Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervo. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Filemón 9b-10. 12-17

Querido hermano:

Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.

Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.

Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que si lo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.

Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.

              Es palabra del Señor

REFLEXION

Iª Lectura: Sabiduría (9,13-19): Con Dios, el hombre es más que los dioses

 Esta lectura del libro de la Sabiduría forma parte de una reflexión de tipo filosófico y teológico, en que el ser humano entra dentro de sí mismo para preguntarse por las cosas más importantes: ¿qué es el hombre frente a Dios? La experiencia nos demuestra que lo que hacemos y tocamos es frágil, pero intuimos que debe haber algo que no fenece, el misterio de Dios. Para ello se necesita, no facticidades mecánicas, sino Sabiduría para discernir lo que tiene sentido y lo que no tiene.

 La debilidad humana no es un misterio de negatividad, sino de necesidad de Alguien que nos busca. La debilidad reclama salvación, ayuda, necesidad de Alguien a quien se le atribuye la creación y la salvación. Esto que es obvio, solamente lo decimos o lo aprendemos en la medida en que la vida se nos escapa de las manos. El deseo natural de trascendencia, de cielo, es algo que llevamos en el corazón, y sólo con sabiduría y espíritu lograremos que no muera nunca.

 

IIª Lectura: Filemón (vv. 9-10.12-17): La libertad de ser cristiano

 La segunda lectura es de la carta a Filemón, un escrito muy breve de Pablo mientras estaba en prisión, probablemente en Éfeso, hacia el año 55. Parece un escrito privado, sin relevancia doctrinal, pero que, no obstante, revela un temática enteramente cristiana. Mientras Pablo estaba prisionero, llega un esclavo, Onésimo, que había huido de la casa de su patrón, Filemón. El esclavo se convierte y Pablo entiende que ha adquirido con la libertad de los hijos de Dios, como se expresa en Gal 4,19, su libertad social. Si vuelve a su amo, según el sistema de entonces, debería sufrir un gran castigo. Pablo, sintiéndose responsable de su libertad humana, pide la misma libertad social que ha adquirido el esclavo con su conversión.

 Este pequeño escrito puede ser considerado como el manifiesto cristiano contra la esclavitud. Al cristianismo se le ha acusado siempre de que no había hecho nada por abolir la esclavitud, pero en cierta forma es injusto. Pablo, en pocas líneas, pide al “dueño” de un esclavo que lo tenga como hermano. Es verdad que no hay una propuesta “jurídica” para aquellos momentos ante el terrible problema de la esclavitud. Pero aquí Pablo envía a Onésimo a su dueño Filemón, no para que se someta al rigor jurídico de la esclavitud, sino al calor humano y teológico de ser libre, por ser persona, por ser cristiano como Filemón y porque es hijo de Dios con todas las consecuencias. Es verdad que se debería haber hecho más a través de la historia del cristianismo contra esta lacra. Pero en la entraña misma del evangelio la esclavitud está condenada.


Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

EVANGELIO DOMINGO 07-09-2025 SAN LUCAS 14, 25-33 XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

 El evangelio de Lucas de hoy está formado por otro de los conjuntos fuertes de su narración del viaje del profeta hacia Jerusalén, como propuesta del verdadero discipulado y el seguimiento de Jesús. No se nos oculta la dificultad que supone centrar todo el significado de lo que se quiere decir y poner de manifiesto en este conjunto de dichos y parábolas. La ruptura con la ideología familiar, que no con los sentimientos y lazos familiares, (cf Lc 18,20), en principio no tiene nada que ver con la parábola del que quiere construir una torre o con la del rey que debe ir a la guerra. Estos textos están aquí reunidos por Lucas, aunque Jesús los pronunciara en ocasiones bien distintas. Por lo mismo, Lucas pretende que una cosa se entienda por la otra. Ha escogido dichos del famoso Evangelio Q (vv. 26-27; en Mt 10,37-38 están más suavizados al cambiar “odiar” por “amar… más que”) sobre el odio familiar y la cruz. Finalmente ha rematado todo con el v. 33 sobre “renunciar a todos los bienes”, que es algo exclusivo de Lucas, aunque redactado con el mismo tenor de los vv. 26-27 (tipo condicional de prótesis: “si alguien viene a mí”… y apódosis: “no puede ser mi discípulo”). Las dos parábolas de los vv. 28-32 ilustran un poco el empeño que hay que poner en estas propuestas radicales. Lucas, pues, ha confeccionado un catecismo del seguimiento y la identidad cristiana en este mundo que no deja lugar a dudas: quiere impresionar y ser claro.

 Quizás fueran necesarias algunas explicaciones exegéticas para poder medir el alcance de este evangelio de hoy. El hecho de que Mateo haya preferido “amar… más que a mí” (filéô… hyper eme) al término “odiar” (miséô) que tenemos en Lc, denota que ha habido una corrección. La mayoría de autores piensa que el tenor original, más semítico si cabe, propio de los predicadores itinerantes que pusieron muy en práctica la vida de Jesús, se ha mantenido en Lucas (también se usa “odiar” en el Evangelio de Tomas 55 y 101). E incluso la mayoría piensa que Jesús nunca pudo demandar a sus seguidores que odiaran a su padre, a su madre o a sus hermanos. Algunos profetas itinerantes llevaron hasta el extremo la renuncia al estatus familiar y hablaron de odiar, con todo el semitismo que ello comporta. Pero Jesús no pudo pedir “odiar”, cuando había exigido amar incluso a los enemigos (cf Lc 6,27; Mt 5,44). Esto está hoy bastante bien asumido, sin que ello denote “edulcorar” la radicalidad del Reino y del seguimiento de Jesús.

 Desde luego, ser discípulo de Jesús significa un valor absoluto como alternativa a todo proyecto de este mundo e incluso familiar. Es verdad que la palabra odiar, en este caso al padre, a la madre y a los hermanos, es un semitismo propio de trasfondo arameo de las palabras de Jesús que ponen en evidencia la pobreza de ese vocabulario. Por eso, muchos han traducido el odiar por "preferir". Efectivamente, si alguien quiere ser discípulo de Jesús, pero prefiere las claves familiares, los intereses de familias, la ataduras sociales y culturales de ese mundo, entonces no puede ser un auténtico discípulo de Jesús. Las familias (en sentido general y cultural) trasmiten amor; pero a veces las familias, los clanes, los grupos, trasmiten otros valores muy negativos (incluso odio de unas familias contra otras), que un discípulo de Jesús no puede asumir, ni respetar. Ese es el sentido de saber y poder “llevar su cruz” siguiendo a Jesús. Es una ruptura la que se propone. Por eso, el discípulo, como el hombre que construye una torre, o el rey que debe ir a una guerra, debe clarificarse y evaluar lo que pretende en el compromiso del seguimiento. Jesús propone una nueva forma de vida, de sentimientos, de preferencias, que a veces suenan a escándalo, pero así es el verdadero discípulo de Jesús y la radicalidad absoluta del evangelio. Y no es precisamente odio lo que Jesús pide a los suyos, sino amor, incluso a los enemigos.

 Lucas ha sacado en conclusión de todo esto lo que afirma en el v. 33: “quien no renuncia (apotássomai: se separa) de todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” ¿Por qué?¿quería enseñar a odiar la riqueza o amar la pobreza? Pues ni una cosa ni la otra. Jamás Lucas pide amar la pobreza en sí. Quiere que todo se ponga en común, como señala en Hch 4,34, para que no haya indigentes entre los cristianos; o sea, la razón de renunciar a los bienes es para que no haya pobres e incluso para que haya justicia en el mundo. Es verdad que no debemos atenuar la fuerza del texto, y la lectura que podemos hacer del evangelio tendrá distintos tonos según el contexto cultural y social donde se viva. Debemos ser conscientes de que la pobreza y la riqueza existen personificadas: hay ricos, pocos; y muchos pobres. Pero hay bienes suficientes en el mundo para que todos tengan lo necesario. El mundo es injusto por causa de los que aman las riquezas y el poder; en muchos casos esos amores los trasmite la familia, el clan, el entorno, los intereses de clase y de grupo. Ese mundo se desmorona ante la radicalidad del Reino y de la vida de Jesús. Buscar la seguridad en los bienes de este mundo es poner el corazón en aquello que nos aleja de Dios (ponerlo en Mammón, el dios del dinero). La renuncia a la familia y a los bienes, tiene su lógica y su espiritualidad profética. Supone, es verdad, un cierto escándalo: el escándalo del reino de Dios.

 Por tanto, el redactor del evangelio de Lucas, como catequesis en su lectura de la tradición de Jesús a su comunidad cristiana, ha sacado sus consecuencias prácticas: decidirse por Jesús debe ser primordial. Y en momentos determinados de la vida, quizás en situaciones límites o concretas, debemos preferir la radicalidad del evangelio, que es la radicalidad del Reino de Dios (de la voluntad de Dios) a las imposiciones religiosas, sociales y políticas de los “nuestros”. Eso no significa odiarlos, pero no podemos tener problema de conciencia, en nombre del evangelio, de “separarnos” (apotássomai) de su mundo y de sus imposiciones. Eso es lo que debe significar hoy, sin duda, el “odiar”: separarnos de sus criterios, de sus imposiciones injustas y de sus caprichos o de tradiciones ancestrales y sagradas, a veces, que no se pueden mantener si no dignifican o liberan de verdad. Esto, para la actitud de los cristianos en el mundo contra la injusticia, la guerra, el mercantilismo o una globalización inmisericorde, debe ser la verdadera alternativa de identidad. Si no lo hacemos, por no traicionar el entorno de “los nuestros”, habremos perdido nuestra identidad como seguidores de Jesús y de su evangelio.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)