14/2/25

EVANGELIO SABADO 15-02-2025 SAN MARCOS 8, 1-10 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».

Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».

Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:
«Siete».

Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.

Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.

La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

                                         Es palabra del Señor

REFLEXION

Jesús siente compasión de la gente necesitada, en este caso, de comida. ¿Sólo hambre de pan?... Jesús ve, percibe, se da cuenta, no es indiferente ante nuestras carencias, siente compasión y después actúa en consecuencia. ¿Y yo? ¿Percibo mis propias carencias o necesidades y las de mis hermanos? ¿Qué siento ante ellas? ¿Y qué hago al respecto?

Una invitación

Tras orar varias semanas con estas lecturas, a esta Monja Dominica que está escribiendo este comentario, una y otra vez le venía la siguiente pregunta: ¿qué puede aportar una Monja de la Orden de Predicadores de específico a los comentarios de la Palabra de la página de esta Provincia de Hispania? Porque si buscas comentarios sobre estas lecturas, tendrás horas y horas para leer. Incluso en esta misma página puedes encontrar comentarios de otros años muy bien transmitidos por hermanos nuestros. Quizá nuestra misión es recordar que podemos estar atiborrados de información, pero hambrientos de sentido. Llenos de imágenes y palabras, pero necesitados de silencio y sosiego.

Por ello, puede que lo más oportuno sea no añadir más palabras e invitarte a que tú mismo escuches la Palabra de Dios. Callar, hacer silencio en el desierto concreto de tu vida para poder escuchar al que es la Palabra. Y hacer hoy, ahora, lo mismo que hicieron aquellas cuatro mil personas: escuchar a Jesús, obedecer lo que te diga, sentarte, ¡eso! ¡siéntate un rato! ¡párate un poco! Busca un tiempo en medio de tu ajetreado día, espera, y Él, a su manera, hará el milagro. Recibe lo que te dé, acógelo, deja que te sirva, que te ame y… ¡comerás hasta saciarte!

Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas
Palencia

13/2/25

EVANGELIO VIERNES 14-02-2025 SANLUCAS 10, 1-9 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, en ella y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Jesús no se conforma con elegir a doce de sus  amigos para que le acompañen en su predicación. Elige igualmente a “otros setenta y dos y les mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él”, porque es consciente de que “la mies es abundante y los obreros pocos”.

Es sorprendente los detalles que el Señor da a sus enviados en la misión que les encomienda en este fragmento evangélico. No deben llevar ni talega, ni alforja, ni sandalias, ni deben saludar a nadie por el camino, deben desear la paz a la casa que los reciban. También les pide que no anden cambiando de casa, que coman lo que les pongan y que curen a los enfermos que allí haya. Lo importante, más allá de todos estos detalles, es que les anuncien su buena noticia: “está cerca de vosotros el reino de Dios”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

12/2/25

EVANGELIO JUEVES 13-02-2025 SAN MARCOS 7, 24-30 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.

Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.

Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.

La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.

Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».

Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».

Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Hemos escuchado, reflexionado y orado muchas veces con el texto de la creación, Dios creó a todas las criaturas, incluido el ser humano, a quien puso al cargo de todo, a quien nombró cuidador y protector, hizo al ser humano para que siguiera con su obra adelante, para que su creación no se quedara en ese momento, sino que avanzara, siguiera creciendo.

Creó el cielo, la tierra, los astros, los planetas, los seres vivos, al final crea al hombre y a la mujer y lo importante de esto no es el orden, de dónde salió ninguno, sino que puso la vida a todo lo que creo, los puso en medio del mundo para que fueran desarrollando la vida, para que no se quedaran solos, sino que siguieran siendo los grandes protagonistas de su obra.

Evidentemente el lenguaje utilizado para contarnos la creación del Mundo, a través de la Biblia, hoy no se consideraría el más adecuado, si le damos el sentido más literal al relato, si lo leemos palabra por palabra y no nos fijamos en su sentido principal, Dios saca de la nada, la verdadera vida y se la regala al Mundo, y para su cuidado crea al ser humano, lo pone en medio de lo creado y le da una tarea fundamental cuidar de todo lo que acaba de llegar a la vida.

Hoy podríamos plantearnos si esa tarea que recibimos estamos cumpliéndola, está claro que no podríamos dar una respuesta positiva y en los últimos acontecimientos acaecidos en nuestro planeta queda demostrado que nos fijamos mucho más en unos términos literarios que en cuidar del Mundo que nos han regalado y que vamos destruyendo cada día un poco más.

¿Qué puedes hacer, desde tu pequeñez para cuidar nuestro Planeta? ¿Te siente responsable del cuidado de nuestra casa común? ¿A qué le das verdadera importancia?

Misericordia

Nos sentamos cómodamente en un sillón, encendemos la televisión, abrimos una app en el móvil o en la Tablet, abrimos el ordenador y buscamos las noticias principales del día, escuchamos, leemos todo lo que ha ocurrido en nuestro Mundo durante este día, casi todas las noticias son negativas, muertes, catástrofes, guerras, violencia, desacuerdo, insultos… y nos conformamos con decir, “así es la vida”.

Puede que en medio de todas ellas, en un rincón, de forma breve, casi sin darnos cuenta, un comentarista nos cuente que unas familias que lo habían perdido todo por la Dana han conseguido una casa donde vivir, unos niños que habían perdido el colegio pueden incorporarse a otro centro donde les han abierto las puertas de sus aulas, una madre dio a luz y fue atendida por varias personas que la encontraron en la calle, se han recuperado varias especies de plantas que se daban por desaparecidas, se ha anunciado el alto el fuego entre Israel y Gaza… y nos conformamos con decir, “por fin algo bueno”

Si las noticias buenas y las malas las escuchamos con el mismo entusiasmo, si no se nos mueve nada por dentro, ni con unas ni con otras, si no nos impulsa ninguna de esas noticias a buscar algo mejor para levantarnos al día siguiente y proporcionar nuestro granito de arena para hacer de nuestra sociedad un lugar mejor para vivir, es que nos hemos olvidado de la misericordia, de pasar las miserias de los otros por nuestro corazón, de vivir un segundo poniéndonos en el lugar del otro, de empatizar con el dolor o con la alegría que experimenta, habrá que pensar cómo podemos pedirle a la Inteligencia Artificial una solución para que la misericordia vuelva a estar, no sólo en nuestro vocabulario, sino también en nuestro corazón.

¿Qué te mueve el corazón? ¿Cuáles son tus emociones?

Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia

11/2/25

EVANGELIO MIERCOLES 12-'2-2025 SAN MARCOS 7, 14-23 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.

Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».

(Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

                             Es palabra del Señor

REFLEXION

Esta es la raíz de la cuestión: nada que entre de fuera en el hombre puede hacerlo impuro. El humano ha confundido con bastante frecuencia el rito, que acerca y santifica, con un feroz ritualismo, esclavo de la letra, que sigue sin abrir los ojos, sin mirar qué es lo que a Dios agrada.

La lección del evangelio de hoy es bastante clara: no es la literalidad de las prohibiciones sobre comidas puras o impuras, sino lo que el corazón del hombre siente y practica. Es evidente que lo que entra por la boca acaba inexorablemente en la letrina sin que su impureza pueda manchar nuestro espíritu. No así los sentimientos que alejan el amor al prójimo de nuestra vida. Esforcémonos por hacer de nuestras actuaciones solamente aquello que beneficia al prójimo, porque eso es lo más importante. Nadie puede hacer daño a aquello que ama y, si atendemos a los ejemplos que Jesús nos pone parece claro y evidente que malo, y que hace malo al hombre, solo son aquellas acciones, u omisiones, que dañan al hermano.

La ley hay que cumplirla porque es el camino que nos lleva a la perfección humana. Una actitud farisaica nos empuja al cumplimiento de la norma solamente “porque es la norma” el ritualismo ciego nos lleva a abandonar lo bueno, lo divino que la ley tiene, que siempre está teñido con los colores del amor. Si el amor no está presente en los preceptos, hay que dudar que vengan de Dios.

Sigamos el rito, que nos llevará a la perfección, pero huyamos del esterilizante ritualismo que no nos llevará a Dios, sino que nos conducirá el error, porque en el ritualismo no está el amor, sino una actitud farisaica, seguramente exigente e inflexible, con apariencia de ser lo bueno. Recordemos que el sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado.

No nos dejemos engañar.

D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)

10/2/25

EVANGELIO MARTES 11-02-2025 SAN MARCOS 7. 1-13 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).

Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».

Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

En no pocas ocasiones la tradición se coloca por encima de la fe, de la alabanza y de la bendición de Dios. Incluso en la sociedad secular se entrecruzan tradiciones que, sin arraigo en el pueblo, se alimentan justificando con alusiones a un ámbito cultual más antiguo respecto a la cultura cristiana.

Estas alusiones pretenden ser una pseudo-cultura efímera, ya que sólo se remite a ella cuando se quiere rechazar la cultura cristiana. Una vez hecha la alusión o la referencia, queda relegada al olvido. No permanece en la memoria de un pueblo.

No ocurre lo mismo con la cultura judía o cristiana. Aunque con orientaciones diferentes, son religiones que alimentan tradiciones muy antiguas arraigadas en el corazón del hombre.

Jesús, el Cristo, vive en una cultura judía y se refiere a las tradiciones antiguas como la tradición de nuestros padres. Muchos fariseos imponen tales tradiciones sustituyendo a Dios. Las tradiciones no caminan solas. Tienen un origen, un desarrollo y un declive en el corazón creyente del ser humano.

En un diálogo directo con sus congéneres les hace ver que mantienen un culto vacío a tradiciones que ya no tienen sentido si no avivan el amor y el verdadero encuentro con Dios. Si una tradición sustituye a Dios, o es puesta por encima de Dios, se convierte en un culto vacío sin contenido. Porque ya no tiene un verdadero y sincero arraigo en Dios.

¿De qué sirve la limpieza, o el sacramento de la reconciliación, como prácticas sacramentales y sagradas, si no alimenta el amor a mi hermano? Cuando vaciamos la fe del contenido del amor estamos practicando una religión sin Dios. Un culto vacío. Jesús impregnó cada palabra, cada gesto milagroso de la misericordia y compasión de Dios. No podemos caminar a ciegas sin el contenido de la fe. Puesto que estaremos dando tumbos sin un rumbo claro en el seguimiento de Cristo.

Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

9/2/25

EVANGELIO LUNES 10-02-2025 SAN MARCOS 6, 53-56 V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.

Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.

En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

El final del capítulo 6 del evangelio de Marcos nos brinda una síntesis de la misión de Jesús. El maestro va al encuentro de las personas y desembarca en medio de su realidad. Con sus discípulos camina en medio del pueblo. Cuando dejamos que el Señor ponga en el centro a Dios miramos la realidad con ojos de misericordia. Por eso su presencia transforma la realidad. Una realidad, que muchas veces, necesita ser sanada, bendecida, cuidada, perdonada. Es la iniciativa de Jesús la que devuelve la dignidad a las personas.

Como los discípulos es importante que nos dejemos interpelar por esta pedagogía del Señor. Como decía Jesús Peláez: «Magnifica pedagogía que hace de los marginados el centro de su acción pastoral, que no distingue entre tiempo sagrado y profano, ni entre puro e impuro, ni entre judíos y paganos, librando al hombre de los males que le aquejan y que lo hunden en la marginación y en la muerte. Es el hombre que sufre enfermedades o adversidades -y no Dios- el centro de atención de este Jesús, que se compadece del pueblo porque "están como ovejas sin pastor", abandonados a su propia desgracia y marginación. Y en esto consiste no sólo una parcela accidental de su misión, sino el núcleo mismo de su acción evangelizadora.»

Que renovemos nuestro compromiso por compartir esta presencia salvadora y sanadora de Jesús que tanto necesita este tiempo actual en el que vivimos.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)

8/2/25

DOMINGO 09 DE FEBRERO : QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Jesús, en este evangelio de la pesca milagrosa, nos está expresando que quiere subirse a nuestra barca, que quiere navegar con nosotros, para ayudarnos a echar las redes, para que salgamos de nuestro mundo y podamos ir a otro mundo nuevo, donde lo que prime en nuestra vida sea la fidelidad, la entrega y el servicio, siempre desde la palabra humilde, sentida, realista, meditada desde el corazón y siguiendo el Espíritu de Jesús que nos invita a “remad mar adentro”, e “intentarlo otra vez”.

Fr. Luis Martín Figuero O.P.
Comunidad Virgen de la Vega. Babilafuente (Salamanca)


LECTURAS DEL DOMINGO 09-02-2025 : V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.

Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!».

Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije:
«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo».

Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».

Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
«¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?».

Contesté:
«Aquí estoy, mándame».

                         Es palabra del Señor

Salmo

Salmo 137, 1-2a, 2bc-3. 4-5 7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

                      

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 1-11

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.

Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

Todos somos llamados a ser profetas y pescadores de hombres

            En el centro de las lecturas de este domingo aparece como mensaje fundamental la fuerza de la Palabra de Dios para cambiar la vida de aquellos que la escuchan, la acogen y la siguen. Esto es bien manifiesto en el evangelio y en la primera lectura profética; pero no lo es menos en el “credo” que Pablo propone a la comunidad de Corinto, recordándoles que si ellos son una comunidad de creyentes, se debe a que han acogido el mensaje, que él, a su vez, había recibido de los testigos de Jesús: que Cristo murió por nosotros y ha resucitado para darnos a todos la vida.

Iª Lectura: Isaías (6,1-2ª.3-8): La palabra de Dios que transforma

 En la lectura profética se nos describe la experiencia de Isaías en el templo de Jerusalén cuando es llamado para ser enviado y hablar al pueblo en nombre de Dios. El profeta se siente indigno, porque ha tenido una experiencia tan intensa de lo que es Dios, de lo que es su Palabra, que no se atreve a hablar a un pueblo infiel, ya que él mismo se considera parte de ese mismo pueblo. Pero con un simbolismo de purificación de uno de los serafines (serafín tiene una raíz hebrea que significa “arder”), en definitiva de la acción curativa y purificadora de la Palabra de Dios, se siente impulsado a hablar a los hombres de Dios. La Biblia sabe muy bien expresar la transformación de la situación de pecado del hombre por medio de la intervención salvífica de Dios.

 Lo que se quiere poner de manifiesto en esta experiencia del propio profeta, no es algo que solo vivirá él, sino todo el pueblo a causa de su palabra profética, que es Palabra de Dios. Quien es llamado a ser profeta siente que le arde el alma y el corazón. ¡Da miedo, claro! Pero la misma Palabra transforma el miedo en valentía y audacia. Cuando ruge el león (como dice Amós 3,8 “Ruge el león, ¿quién no temerá?   Habla el Señor Yahvé, ¿quién no profetizará?). Dios tiene esas intervenciones extraordinarias, a base de experiencia personales, que arranca de la indolencia y la trivialidad. El profeta que tiene la “suerte” no dormirá tranquilo. Ya verá la vida y la religión de otra manera. A cada uno le ocurre en su “status”. Es probable que Isaías fuera de familia distinguida, quizás sacerdotal. Ahí llega también la palabra de Dios para purificar y transformar.

IIª Lectura: Iª Corintios (15,1-11): El credo fundamental del cristianismo primitivo

 En el contexto de 1Cor 15, estos versos iniciales marcan una pauta determinante porque están construidos en torno a la fe primitiva de los cristianos que se resumen, con solemnidad, anunciando la muerte y resurrección de Jesús. ¿En que se apoyan? En la experiencia que tienen de Él después de su muerte. La muerte no ha sido para Él una derrota; no es necesaria, ni lo será para nadie una segunda muerte. No sería justo ni para Dios, ni para ningún hombre. Por tanto, tampoco para Jesús. La resurrección se impone en sus vidas como una experiencia de vida. Esto es una revelación de Dios, que tienen que aceptar por la fe. Así fue y así lo recibió Pablo, y de la misma manera se lo trasmitió a su querida comunidad de Corinto en el mismo momento de la fundación. A eso le llama Pablo, concretamente, el Evangelio.

 Como ya hemos dicho es un "credo", una confesión de fe trasmitida por Pablo. Es verdad que Pablo pretende legitimar su papel de Apóstol para combatir a algunos que niegan la necesidad de la resurrección, y por lo mismo, el hecho fundamental de que Jesucristo hubiera resucitado de entre los muertos. Él, Pablo, se considera como un apóstol abortivo (significa que la experiencia del Señor resucitado para él es como un nacimiento imprevisto, inesperado, casi imposible, ya que él estaba bien convencido de su judaísmo y del valor de la ley, e incluso había perseguido a la comunidad que confesaba a Jesús resucitado), no lo merecía. Pero ahí está dando a conocer en el mundo entero la gran noticia de la resurrección de Jesús y de todos los hombres.

 Pablo les recuerda esto, porque está poniendo unas premisas indiscutibles, ya que intenta responder a una noticia que le ha llegado: que algunos no ven necesario hablar de la resurrección con lo que esto significa desde la mentalidad antropológica de un judío, pero en confrontación con la mentalidad griega. Si comienza así, con esa solemnidad, es porque este “Evangelio” es el principio y la base de toda su argumentación posterior. Debemos reconocer que esta es una de las piezas maestras de los textos de Pablo. Si no se acepta que Cristo ha sido resucitado por Dios, el cristianismo que ellos han aceptado, el evangelio, no tiene sentido. Si Cristo no vive con una vida nueva entonces… el cristianismo no tiene nada que ofrecer a los hombres. ¡Pero no! Cristo ha resucitado… y él mismo ha tenido experiencia de ello, de la misma manera que los otros apóstoles la tuvieron antes que él.

Evangelio: Lucas (5,1-11): La palabra de Dios que cambia la vida de los hombres

 El evangelio nos relata la vocación de Pedro en un pasaje propio de Lucas, distinto de la vocación de los primeros discípulos narrada por Mc 1,16-20; está más próximo de Jn 21,1-11 sobre el momento de las experiencias que tuvieron los apóstoles después de la resurrección de Jesús. Los inconvenientes que Pedro pone a salir a pescar con Jesús y echar las redes en el agua tienen cierto parecido con la objeción de Isaías para desempeñar la misión de profeta. Han estado toda la noche y no han encontrado nada; ahora, casi de día, es más difícil aún, los peces no acuden. Pero en este caso van con Jesús, con el Señor que trae la Palabra viva de Dios. Es eso lo que les hará dejarlo todo para seguirle; dejarán incluso la pesca milagrosa que han recogido para emprender una misión nueva, para pescar a los hombres en el mar de la vida y anunciarles la salvación de Dios.

 Ciertos detalles del texto son dignos de mención: Jesús está en el lago, y la muchedumbre acude para escuchar la “palabra de Dios” (logos tou theou, que es una expresión que es frecuente en la obra de Lucas: 8,11.21; 11,28, Hch 4,31; 6,2.7; 8,14; 11,1; 13,5.7.44.46; 16,32; 17,13; 18,11). Pero esa palabra de Dios, se va a convertir es una fuerza transformadora que haga que Simón y los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, tengan que dejar de ser pescadores, que estaban asociados (koinoi) en el lago, para seguir a Jesús como “pescadores de hombres”. Lo extraordinario de la pesca también tiene su significado, especialmente porque no era la hora de pescar, por la noche, sino a la luz del día. La orden de Jesús, su palabra, hace posible lo que no es normal. Así sucede, pues, con el evangelio que trasforma el miedo en alegría. Pedro se confiesa pecador, indigno, como los profetas. Pero eso no importa… lo importante es seguir a Jesús.

 Por lo mismo, en todas las lecturas, vemos cómo se impone la Palabra de Dios, Dios mismo, Jesucristo resucitado, en la vida de todos aquellos que deben colaborar en el proyecto salvífico sobre este mundo y transforma la existencia de cada uno. La Palabra de Dios tiene una eficacia que motiva la respuesta de Isaías, de Pedro y los apóstoles y de Pablo. No eran santos, sino pecadores y alejados de la “santidad divina”. La Palabra, Jesucristo, su evangelio, se impone en nuestra vida, pero no nos agrede: nos interpela, nos envuelve misteriosamente, nos renueva, cambia los horizontes de nuestra existencia y nos lleva a colaborar en la misión profética del evangelio, que es la misión fundamental de la Iglesia en el mundo. Si al principio dan un poco de miedo las respuestas, estas se hacen radicales, porque no es necesario ser santo o perfecto para colaborar con Dios. Hace falta prestarle nuestra voz, nuestro trabajo y todo será distinto. Se nos propone una vida nueva, en perspectiva de futuro, sin cálculos...y todo cambiará, como cambiaron Isaías y como cambiaron Pedro y Pablo. No somos santos, no somos perfectos ¿cómo podremos? Cuando aprendemos a fiarnos de Jesús y de su evangelio; cuando queremos salir de nuestros límites, la Palabra de Dios es más eficaz que nuestras propias razones para no echar las redes en el agua, en la vida, en la familia, entre los amigos, en el trabajo... y seremos profetas, y seremos pescadores.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

EVANGELIO DOMINGO 09-02-2025 SAN LUCAS 5, 1-11 V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

                               Es palabra del Señor

REFLEXION

 El evangelio nos relata la vocación de Pedro en un pasaje propio de Lucas, distinto de la vocación de los primeros discípulos narrada por Mc 1,16-20; está más próximo de Jn 21,1-11 sobre el momento de las experiencias que tuvieron los apóstoles después de la resurrección de Jesús. Los inconvenientes que Pedro pone a salir a pescar con Jesús y echar las redes en el agua tienen cierto parecido con la objeción de Isaías para desempeñar la misión de profeta. Han estado toda la noche y no han encontrado nada; ahora, casi de día, es más difícil aún, los peces no acuden. Pero en este caso van con Jesús, con el Señor que trae la Palabra viva de Dios. Es eso lo que les hará dejarlo todo para seguirle; dejarán incluso la pesca milagrosa que han recogido para emprender una misión nueva, para pescar a los hombres en el mar de la vida y anunciarles la salvación de Dios.

 Ciertos detalles del texto son dignos de mención: Jesús está en el lago, y la muchedumbre acude para escuchar la “palabra de Dios” (logos tou theou, que es una expresión que es frecuente en la obra de Lucas: 8,11.21; 11,28, Hch 4,31; 6,2.7; 8,14; 11,1; 13,5.7.44.46; 16,32; 17,13; 18,11). Pero esa palabra de Dios, se va a convertir es una fuerza transformadora que haga que Simón y los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, tengan que dejar de ser pescadores, que estaban asociados (koinoi) en el lago, para seguir a Jesús como “pescadores de hombres”. Lo extraordinario de la pesca también tiene su significado, especialmente porque no era la hora de pescar, por la noche, sino a la luz del día. La orden de Jesús, su palabra, hace posible lo que no es normal. Así sucede, pues, con el evangelio que trasforma el miedo en alegría. Pedro se confiesa pecador, indigno, como los profetas. Pero eso no importa… lo importante es seguir a Jesús.

 Por lo mismo, en todas las lecturas, vemos cómo se impone la Palabra de Dios, Dios mismo, Jesucristo resucitado, en la vida de todos aquellos que deben colaborar en el proyecto salvífico sobre este mundo y transforma la existencia de cada uno. La Palabra de Dios tiene una eficacia que motiva la respuesta de Isaías, de Pedro y los apóstoles y de Pablo. No eran santos, sino pecadores y alejados de la “santidad divina”. La Palabra, Jesucristo, su evangelio, se impone en nuestra vida, pero no nos agrede: nos interpela, nos envuelve misteriosamente, nos renueva, cambia los horizontes de nuestra existencia y nos lleva a colaborar en la misión profética del evangelio, que es la misión fundamental de la Iglesia en el mundo. Si al principio dan un poco de miedo las respuestas, estas se hacen radicales, porque no es necesario ser santo o perfecto para colaborar con Dios. Hace falta prestarle nuestra voz, nuestro trabajo y todo será distinto. Se nos propone una vida nueva, en perspectiva de futuro, sin cálculos...y todo cambiará, como cambiaron Isaías y como cambiaron Pedro y Pablo. No somos santos, no somos perfectos ¿cómo podremos? Cuando aprendemos a fiarnos de Jesús y de su evangelio; cuando queremos salir de nuestros límites, la Palabra de Dios es más eficaz que nuestras propias razones para no echar las redes en el agua, en la vida, en la familia, entre los amigos, en el trabajo... y seremos profetas, y seremos pescadores.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

7/2/25

EVANGELIO SABADO 08-02-2036 SAN MARCOS 6, 30-34 IV SEMANA DEL TIEMPO OORDINARIO

 





En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

                       Es palabra del Señor

REFLEXION

En este relato del evangelio, es fundamental el primer verbo que encontramos “volvieron a reunirse con Jesús”, cabría preguntarse ¿por qué volvieron? Mas allá de que volvieran a contarle al amigo y maestro lo bien que les había resultado su predicación, volvieron porque eran conscientes de que la fuerza les venía de la confianza en Jesús.

Volver no es retroceder sino avanzar desde el punto central de nuestra historia, que para un cristiano siempre será Jesús. Estamos llamados a volver a Él, como los polos de un imán que se atraen irresistiblemente, necesitamos desde el ajetreo diario, volver desde lo profundo del corazón hacia Él y hablarle de nuestras heridas, de nuestras esperanzas, nuestros miedos, porque volver no es mirar atrás sino entender que, en el camino de nuestra vida, “Alguien confió en nosotros” y nos espera hasta la eternidad para que nos gocemos en El.

Jesús invita a los apóstoles a un lugar tranquilo “como el Amigo que se goza con la alegría del amigo”. Volver es entender que su presencia nos acompaña siempre, porque El siempre está, como dice el Papa Francisco en la exhortación sobre el llamado a la santidad en el mundo actual nº 42:

“Él está misteriosamente en la vida de toda persona, está en la vida de cada uno como él quiere, y no podemos negarlo con nuestras supuestas certezas. Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida”.

Desembarcar y encontrarse con ese gentío, ¡qué gran sorpresa! Es imposible volverse al Señor y no descubrir la sed y el hambre que tiene el ser humano de amor y compasión. Estamos invitados a ver la historia desde esa vuelta continua al Señor, solo entonces la historia será historia de salvación. Volver al Señor nos hace sentir vivos y útiles, no desde la grandeza sino desde la entrega y la generosidad.

Sor Mª Ángeles Martínez, OP
Monasterio Inmaculada de Atacama, Copiapó – Chile