En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Es palabra del Señor
REFLEXION
En no pocas ocasiones la tradición se coloca por encima de la fe, de la alabanza y de la bendición de Dios. Incluso en la sociedad secular se entrecruzan tradiciones que, sin arraigo en el pueblo, se alimentan justificando con alusiones a un ámbito cultual más antiguo respecto a la cultura cristiana.
Estas alusiones pretenden ser una pseudo-cultura efímera, ya que sólo se remite a ella cuando se quiere rechazar la cultura cristiana. Una vez hecha la alusión o la referencia, queda relegada al olvido. No permanece en la memoria de un pueblo.
No ocurre lo mismo con la cultura judía o cristiana. Aunque con orientaciones diferentes, son religiones que alimentan tradiciones muy antiguas arraigadas en el corazón del hombre.
Jesús, el Cristo, vive en una cultura judía y se refiere a las tradiciones antiguas como la tradición de nuestros padres. Muchos fariseos imponen tales tradiciones sustituyendo a Dios. Las tradiciones no caminan solas. Tienen un origen, un desarrollo y un declive en el corazón creyente del ser humano.
En un diálogo directo con sus congéneres les hace ver que mantienen un culto vacío a tradiciones que ya no tienen sentido si no avivan el amor y el verdadero encuentro con Dios. Si una tradición sustituye a Dios, o es puesta por encima de Dios, se convierte en un culto vacío sin contenido. Porque ya no tiene un verdadero y sincero arraigo en Dios.
¿De qué sirve la limpieza, o el sacramento de la reconciliación, como prácticas sacramentales y sagradas, si no alimenta el amor a mi hermano? Cuando vaciamos la fe del contenido del amor estamos practicando una religión sin Dios. Un culto vacío. Jesús impregnó cada palabra, cada gesto milagroso de la misericordia y compasión de Dios. No podemos caminar a ciegas sin el contenido de la fe. Puesto que estaremos dando tumbos sin un rumbo claro en el seguimiento de Cristo.