Es palabra del señor
REFLEXION
Metidos de lleno en la vivencia y celebración del Misterio Pascual, como acontecimiento único e indivisible, contemplamos, de la mano de San Juan, el anuncio y la realización del mismo. Anuncio realizado en la última Cena y la realización del mismo, al anochecer del primer día de la semana, cuando Jesús otorga el Espíritu. Ante los discípulos el Espíritu Santo infundido por Jesús, da testimonio de Jesucristo muerto y resucitado, porque él les hace reconocer al Señor, superar sus miedos y sentir interiormente la fortaleza propia del que ha vencido al pecado y a la muerte. Y ellos mismos, ahora iluminados por el Espíritu dan testimonio de lo vivido con Jesús desde el principio. Lo que antes no entendieron lo van comprendiendo ahora y en ellos se pone de manifiesto el proceso de la fe, en el que todos los discípulos están inmersos. Necesitamos comprender, en el momento presente, hasta dónde debe llegar la comunión con él. Jesús les ha anunciado cómo se ha de cumplir en él todo lo señalado por los profetas. El anuncio hecho en diferentes momentos tiene en la Última Cena un carácter singular: se refiere a él mismo, pero también a los discípulos. A todos los discípulos, no solamente al grupo apostólico. Les habla, nos habla de todo ello para prevenir el escándalo y situarnos en la perspectiva de compartir su misma entrega, que solo así el amor es más grande, cuando se entrega la vida. Juan señala en varias ocasiones que vincularse con Jesús conlleva la excomunión de la sinagoga. Incluso el darles muerte será tenido como un acto de culto a Dios. Y todo, indica, lo hacen porque “no han conocido ni al Padre ni a mí”. Quizá esto pesa especialmente en nuestros días, cuando se pretende fijar de tal manera el proceder de Dios, que se puede llegar a desconocer la pedagogía del Espíritu, que va llevando al conocimiento pleno de la verdad revelada. Jesús se reconoció ante Pilato como Testigo de la Verdad. Y en esa definición los bautizados son invitados a reconocer la calidad de su testimonio, que no es la elaboración de un discurso, sino una manifestación de la obra del Espíritu que los configura con Jesucristo. ¿Estoy atento para considerar el testimonio ofrecido actualmente desde la condición de bautizado? ¿Cómo es la respuesta dada ante los requerimientos de nuestro mundo? |