26/5/24

EVANGELIO LUNES 27-05-2024 SAN MARCOS 10, 17-27 VIII SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, cuando salta Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: -«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: -« ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: -«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: -«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: -«¡ Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! »
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: -«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: -«Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: -«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»

                            Es palabra del Señor

REFLEXION

Marcos suele ser un evangelista que presenta muchos detalles en sus narraciones. Hoy cuenta que se le acercó a Jesús uno corriendo y se arrodilló ante Él, un gesto significativo de señal de reverencia y respeto. ¿Cómo reacciona Jesús? Fija en él su mirada, lo ama y le dirige varias preguntas. También nos muestra la reacción del rico al final de la propuesta de Jesús: “frunció el ceño y se marchó todo triste”.

Las miradas de Jesús

Dos miradas destaca el evangelista. La que dirige al rico que se acerca corriendo. Mirada de acogida, de alegría, de cariño. La segunda a los discípulos, de aliento y comprensión. Ambas miradas enmarcan las dos partes de que consta el evangelio.

En la conversación con el rico, superado el nivel mínimo de la ley, Jesús entra en otro tema y le propone algo más exigente, como es el desprenderse de todo lo que posee para dárselo a los pobres. Solamente en esa actitud de desprendimiento, la pobreza voluntaria, se llega a ser auténtico seguidor, discípulo de Jesús. La actitud de Jesús ante este hombre es su práctica habitual: no avasalla, no impone, no fuerza. Solo propone, dejando libertad en la decisión. El hombre que llegó con entusiasmo queriendo “alcanzar la vida eterna” marchó “pesaroso, porque era muy rico”. Es decir, poner nuestra confianza en nuestras posesiones implica una dificultad grande para seguir a Jesús. Las riquezas esclavizan, se convierten en el objetivo de la vida, sometiendo todo a su consecución.

Dificultad para entrar en el Reino de Dios

La actitud de este hombre le brinda a Jesús la oportunidad para dirigirse a sus discípulos con esa frase: “Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas”. Y aquí surge una cuestión que viene del Antiguo Testamento donde la riqueza era un signo del amor divino. Para Cristo, -ahí está la novedad-, la riqueza es un obstáculo para entrar en el Reino de los cielos.

De nuevo Jesús se quedó mirándolos y les dijo: “para los hombres es imposible, pero no para Dios. Para Dios todo es posible”. Por eso, quien se decide a dar el paso del desprendimiento va a contar siempre con Dios porque, como decía Santa Teresa, “quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”.

¿Qué valor doy a los bienes terrenos? ¿Cómo es mi solidaridad con los que más necesitan?

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)