20/5/25

EVANGELIO MIERCOLES 21-05-2015 SAN JUAN 15, 1-8 V SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Estas palabras de Jesús las olvidamos muchas veces. La predicamos, es verdad, pero no terminamos de asumirlas como suyas, sino como nuestras y en función de determinados intereses no siempre conformes con el Evangelio. Permanecer en Jesús es procurar vivir en sintonía con el Espíritu Santo desde la oración sincera y comprometida, desde una actitud de servicio al Reino y sus Bienaventuranzas, desde la Comunión con el Papa, obispos, clero y toda la Iglesia y desde una voluntad de apertura sincera y comprometida con todos los hombres, nuestros hermanos. Solo así podemos permanecer como sarmientos en la vid que es el Señor Jesús.

Porque permanecer en la comunión es, paradójicamente, una actitud y un comportamiento dinámico, valiente, arriesgado y comprometido no pocas veces con opciones contrarias a los actuales monopolios políticos o económicos, implicarnos en y con los “descartados” de la sociedad y todo ello ciertamente nos puede causar problemas y descréditos. La clave es la Cruz donde murió el Señor, pero también donde nos salvó de una vez para siempre a todos los hombres.

Hoy celebra nuestra Orden la fiesta del beato Jacinto María Cornier (1832-1916), maestro general y persona comprometida con el Evangelio y probada en su enfermedad que en nada disminuyó su entrega a la Iglesia y la Orden.

«Estemos unidos a nuestro Señor Jesucristo, primer autor y perfeccionador de la santidad religiosa, el cual de sus sagradas llagas abre para nosotros abundantes fuentes de espíritu religioso y quiere que estemos sepultados con él con la muerte de la Cruz (Cf. Rm 6, 4; Flp 2, 8)...

Estemos unidos entre nosotros, de manera que la diversidad de naciones y de lenguas, no sólo no menoscabe la unidad, sino que la robustezca y la haga más hermosa en sus variadas expresiones. Sin embargo, la raíz lozana de esta fraternidad de ánimo será el mismo santo Patriarca, del que, aunque sin merecerlo, somos hijos. La misma raíz dará, como frutos, que seamos unánimes en un mismo sentir, conformes en las costumbres, afables en la convivencia conventual, y que en las obras apostólicas pongamos en común fuerzas y talentos.»

(De la carta del beato Jacinto María Cormier a toda la Orden de Predicadores, el día 29 de junio de 1904, después de su elección como maestro de la Orden)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)

Formo parte del laicado dominicano desde 2006 motivado por el estudio y devoción al Santo Rosario y el ejemplo de dos frailes. Soy doctor en Historia y en Artes y Humanidades (Teología) y tengo estudios teológicos como profesor de Religión que continúo. Mi actividad como predicador se centra en el estudio de la Historia de la Orden, la catequesis parroquial y la dirección de un programa semanal sobre el Evangelio en YouTube.