Palabra del Señor
REFLEXION:
Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
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Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
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Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
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Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
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En aquel tiempo,
dijo Jesús:
Palabra del Señor
REFLEXION:
El evangelio de hoy
nos invita a seguir contemplando el rostro de Jesús Buen Pastor. Imagen que
caracteriza la liturgia del cuarto domingo de Pascua. El evangelio de Juan nos
ofrece en este hermoso texto (10,1-10), cuáles son las características de una
auténtica representación de Jesús como Buen Pastor.
En primer lugar, se
nos habla de un pastor que llama sus ovejas una a una porque las conoce por su
nombre; luego se nos dice que es un pastor que tiene un cuidado particular por
su rebaño. Más aún es un pastor que quiere que sus ovejas tengan vida y la
tengan en abundancia. En definitiva, las palabras de Jesús nos muestran que la
característica típica del buen pastor es la del amor por su rebaño. En este
sentido, estamos llamados a volver nuestra mirada al Pastor que ama sus ovejas,
que nos ama uno a uno, que nos tiene en su corazón. Nosotros, tantas veces
distraídos y superficiales en nuestra relación con el Señor, somos llamados por
él mismo a hacer una memoria grata del inmenso amor que nos tiene. Esta
experiencia la podemos cultivar en nuestra cotidianidad, partiendo de la
escucha asidua de su Palabra. Con esa apremiante necesidad que expresa el
salmista: ¡Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo!
El auténtico
discípulo del Señor está llamado a encarnar en su historia los rasgos
esenciales del Buen Pastor, cuya identidad propia, como hemos visto, es la del
amor gratuito por su rebaño. De esta manera, reproduciendo los gestos y
actitudes del Buen Pastor, seremos capaces de ofrecer una gota de agua que
calme un poco la sed de este desierto que nos está tocando vivir.
Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
Palabra del Señor
REFLEXION
REFLEXION
¡Qué extraño nos parece la gente que habla de cosas que nadie entiende! Con razón los coetáneos de Cristo pensaron que Él se había vuelto loco: cómo estaba eso de comer su carne y beber su sangre, ¿no es esto un acto de canibalismo? Y todavía son más enigmáticas las palabras del Maestro que nos promete la verdadera vida por este Cuerpo y esta Sangre. Y es que muchas veces los discursos de Dios, en las lágrimas nunca enjugadas de una persona abandonada y explotada, en las decepciones y fracasos, en las ingratitudes e incomprensiones, nos parecen contradictorios. Es entonces cuando brillan las paradojas de Dios, que promete alegría sufriendo, paz al que es perseguido, gloria al que es despreciado.
Esto es lógico, pues sabemos por la Revelación que el pecado original vino a corromper la el orden entre nuestras facultades espirituales y sensitivas. Nos encontramos en contradicción muchas veces entre nuestras potencias irascibles concupiscibles y racionales. ¿Qué hacer? El Evangelio de hoy nos abre la puerta que comienza a iluminar nuestro camino sembrado de dolores y tinieblas: nos enseña el camino de la Fe.
Sólo a esta luz se puede contemplar este pasaje. Comer el Cuerpo de Cristo, significa saciar nuestra hambre de felicidad que tantas veces buscamos en lugares que lo único que nos traen es vacío y desengaño. Nuestra alma nuestra vida pide alimento y sólo Dios puede saciarlo, lo demás se acaba, se marchita, acaba por no saciarnos. Beber la Sangre de Cristo, participar de la Eucaristía es asistir al único momento aquí en la tierra donde es posible unir lo finito con lo infinito, el tiempo con la eternidad. Pidamos la fe, para que podamos hacer una verdadera experiencia de Cristo, pues uno nunca valorará lo que nunca ha conocido, ni podrá esperar en aquello de lo que nunca ha hecho experiencia.
Cada cristiano ha recibido desde su bautismo la hermosa misión de sembrar, nos abre a la dimensión del apostolado, que no significa otra cosa que compartir el tesoro más grande que hemos recibido. Mas nadie da lo que no tiene. Es un hecho que la gente está sedienta de Dios. Es evidente la falta de principios en la juventud, la falta de ideales. Hoy más que nunca nos da la impresión que la flor espléndida y lozana de la juventud se ha trocado en un museo de energía congelado o casi fosilizado. Es muy común encontrar personas que piensan que hubiera sido mejor no haber venido a la existencia. Es entonces cuando nuestra labor apostólica cobra sentido pues en esos momentos podemos compartir la convicción de que sólo aquel que ha hecho la experiencia de sentirse amado puede encontrar un sentido a su propia vida. ¿O no es esto el secreto en el matrimonio, en el noviazgo o la vida religiosa? Sólo la Eucaristía nos abre a la esperanza de una vida que no se acaba aquí abajo, que sólo se encuentra en quien ha aprendido a amar, es decir que ha entendido lo que significa caer en tierra cual semilla que lentamente se pudre para dar fruto.
REFLEXION
Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)
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Señor, danos siempre de este Pan…
Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)
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Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)
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Amen
Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)