En aquel tiempo,
dijo Jesús:
Palabra del Señor
REFLEXION:
El evangelio de hoy
nos invita a seguir contemplando el rostro de Jesús Buen Pastor. Imagen que
caracteriza la liturgia del cuarto domingo de Pascua. El evangelio de Juan nos
ofrece en este hermoso texto (10,1-10), cuáles son las características de una
auténtica representación de Jesús como Buen Pastor.
En primer lugar, se
nos habla de un pastor que llama sus ovejas una a una porque las conoce por su
nombre; luego se nos dice que es un pastor que tiene un cuidado particular por
su rebaño. Más aún es un pastor que quiere que sus ovejas tengan vida y la
tengan en abundancia. En definitiva, las palabras de Jesús nos muestran que la
característica típica del buen pastor es la del amor por su rebaño. En este
sentido, estamos llamados a volver nuestra mirada al Pastor que ama sus ovejas,
que nos ama uno a uno, que nos tiene en su corazón. Nosotros, tantas veces
distraídos y superficiales en nuestra relación con el Señor, somos llamados por
él mismo a hacer una memoria grata del inmenso amor que nos tiene. Esta
experiencia la podemos cultivar en nuestra cotidianidad, partiendo de la
escucha asidua de su Palabra. Con esa apremiante necesidad que expresa el
salmista: ¡Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo!
El auténtico
discípulo del Señor está llamado a encarnar en su historia los rasgos
esenciales del Buen Pastor, cuya identidad propia, como hemos visto, es la del
amor gratuito por su rebaño. De esta manera, reproduciendo los gestos y
actitudes del Buen Pastor, seremos capaces de ofrecer una gota de agua que
calme un poco la sed de este desierto que nos está tocando vivir.
Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com