«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.
Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me
conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:
“Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo
que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él
mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no,
creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí,
también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al
Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor
REFLEXION:
El tema fundamental
del texto del evangelio es la relación entre Jesús y el Padre. El evangelista
nos presenta que Jesús es el mediador que nos conduce a la comunión con el
Padre. Jesús es el camino al Padre porque nos lleva a través de su misma
persona: él está en el Padre y el Padre en él. De esta comunión reciproca entre
Jesús y el Padre se comprende que el conocimiento de Jesús nos lleva al
conocimiento del Padre (v.7). Para los discípulos el lenguaje del Maestro es
confuso. Felipe le pide: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Hasta ese momento
los discípulos no comprendían que se trataba de llegar al Padre en la persona
de Jesús. Los discípulos no lograban reconocer en la presencia visible de su
Maestro las palabras y las obras del Padre. Esta es una gracia a pedir:
descubrir en Jesús el rostro del Padre. Solo mediante la fe llegamos a conocer
y vivir desde está experiencia de comunión. Y esto es lo que permite a sus
discípulos continuar la misión iniciada por Jesús. Jesús quiere animar a todos
los que creerán en Él a participar de su misma comunión con el Padre y de su
obra de salvación.
Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com