"Oh Dios, que
has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que
han renacido en la fuente bautismal, una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén."
Dios, que ha reunido
pueblos diversos en la confesión de su Nombre, concede a todos los que han
renacido en la fuente bautismal, una misma fe en su espíritu y una misma
caridad en su vida.
Él nunca nos abandona.
Después de su Resurrección, sigue acompañándonos y enseñándonos como debe ser
nuestro esfuerzo cotidiano por ser santos.
El Buen Pastor, nunca
deja a sus ovejas, y esta vez nos lo confirma al salir al encuentro de sus
queridos y temerosos amigos, mostrándoles las marcas de la dolorosa y gloriosa
cruz, comiendo ante ellos y abriendo sus corazones para que comprendan lo que
las Escrituras decían de su Muerte y Resurrección.