El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es
de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está
por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta
su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios,
porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto
en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo
no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor
REFLEXION:
Nos habían ordenado
formalmente no enseñar en ese Nombre. ¿Qué tuvo tanta fuerza como para
transgredir la orden de sus legítimas autoridades y llenar la ciudad de su
enseñanza?
“Pedro y los
apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres»”. Y por
si fuera poco afirman que Dios les da su Espíritu Santo porque han obedecido.
Es curioso porque pareciera mentira que alguien que intenta escuchar a Dios,
obedecerle aunque le traiga problemas, y recibe el Espíritu Santo para
confirmarle en su decisión, pueda crispar tanto a las autoridades legítimas.
“Al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos”, nos dicen.
¿Dónde está el
límite entre ser fiel a Dios y desobediente a las autoridades o a la tradición
o a lo que socialmente se espera que hagas? ¿Cómo distinguir esa línea fina
entre la libertad que da el Espíritu Santo y la soberbia de quien se cree mejor
que los demás, especialmente los que tienen mayor experiencia y gobierno?
Es difícil. Mucho.
Quizá, como ocurrió con Jesús, solo podemos saberlo después, cuando ya no se
puede rehacer nada. Se trata de dar la vida, con honestidad, aun cuando todo
sea fácilmente interpretable desde claves incluso contradictorias.
Por eso no siempre
dar testimonio es creíble. No siempre es fácil aceptarlo. Así lo dice hoy Jesús
en el evangelio. Quizá sólo nos queda una certeza: sea como sea, “el Padre ama
al Hijo y todo lo ha puesto en su mano”. Al final, sólo nos quedará el amor. Y
como bien dijo el teólogo von Balthasar, “sólo el amor es digno de fe”.
Vuestra hermana en
la fe,
Rosa Ruiz rmi