En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a
toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a
los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se
postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de
la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo
ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a
los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y
robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del
gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las
instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta
hoy.
Palabra del Señor
REFLEXION:
En el texto de hoy, Jesús se aparece a las mujeres que regresan
asustadas pero felices del sepulcro vacío. Fueron las primeras en notar el
episodio de la resurrección. Por eso, corrieron a dar la noticia a los demás
discípulos, cuando se les acercó el mismo Jesús mismo. Aunque se sientan
felices, las primeras palabras de Jesús son que permanezcan en esa alegría:
“Alegraos”. La resurrección es la mayor de todas las alegrías. Esta experiencia
también está dirigida a nosotros hoy.
Jesús hace otras dos peticiones a las mujeres: “No temáis: id a
comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”. No tener miedo y
pedir a los discípulos que dirijan a Galilea. El tema del miedo se hace
recurrente en las horas siguientes a la crucifixión e incluso en las escenas de
resurrección, lo cual es más sorprendente. Probablemente tiene un propósito
catequético. Los ángeles y mensajeros de la resurrección y el mismo Resucitado
tienen que repetir una y otra vez “No tengas miedo” (Mt 28,5.10; Mc 16,6).
El camino de los discípulos hacia la fe en el Cristo, hacia la fe
cristiana, es un camino de regreso desde el escándalo de la cruz. Pero tiene
como fundamento el largo camino que habían recorrido ya con el Jesús terreno,
sobre todo en Galilea. El seguimiento de Jesús en Galilea permite a los
discípulos enfrentar el escándalo de la cruz, cuando tienen lugar las
apariciones del Resucitado. El camino andado con el Jesús terreno les permite
identificar al Crucificado Resucitado. Por eso, las escenas de aparición están
cargadas de invitaciones a regresar a Galilea, el lugar del seguimiento, para
encontrarse con Él.
Si creemos en todo lo que celebramos estos días, es el momento de salir
al encuentro de nuestros hermanos y decirles que también nosotros nos hemos
encontrado con Jesús resucitado y que Él está vivo en medio de nosotros. Para
ello, es necesario que vayamos a las “Galileas” de nuestros tiempos y allí
reencontrar los rostros sufrientes que necesitan la buena noticia de la
resurrección.
Vuestro hermano en
la fe,
Eguione Nogueira,
cmf