Todos los bautizados estamos llamados a ser
colaboradores de Dios, a ir en su lugar y ser palabras de su Palabra, a echar
las redes en su nombre para transformar nuestro mundo con el mensaje del
Evangelio, en el fantástico juego de paradojas del Señor, por el que, saliendo
de nosotros mismos, siendo más de Dios, poniéndole a Él y su presencia en el
centro de nuestra vida, más nosotros mismos seremos, más de sentido se llenará
nuestra vida, más de vida se llenará nuestra vida.
Las lecturas de este domingo nos vienen a lanzar
esa pregunta en clave de Dios. Dios tiene un proyecto y un plan, un sueño, para
cada uno de nosotros. Planes, proyectos y sueños que cargan de sentido nuestro
tiempo, nuestros esfuerzos, nuestro proyecto vital y nuestro día a día. Planes
que nos hacen sus colaboradores para que su presencia de sentido llegue
tanto a los que buscan como a los que se han olvidado de buscar.
“¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”