Es palabra de Dios
REFLEXION
La religión judía en tiempo de Jesús daba cierta
importancia a los alimentos, de tal manera que prohibía comer algunos. Jesús
aprovecha la ocasión para afirmar que nada que entre de fuera puede hacer al
hombre impuro (“con esto declaraba puros todos los alimentos”) y que a lo que
hay que dar mucha más importancia es a lo que sale de dentro del hombre, a lo
que sale del corazón. Y se lo explica bien a sus “torpes” discípulos. Es del
corazón de donde brotan todas nuestras decisiones y acciones. De un corazón
malo brotarán acciones malas: “los malos propósitos, las fornicaciones, los
robos, los homicidios…”. De un corazón bueno brotará sólo bondad y acciones
buenas.
En nuestro tiempo, bastantes personas, si pueden y
su cartera se lo permite, cuidan mucho su cuerpo, en gimnasios, fisioterapias,
dietas de adelgazamiento… para conservar un cuerpo ágil y esbelto. Algo que
está bien. Pero mucho más empeño, como nos pide Jesús, hemos de gastar en
conseguir un corazón bueno, para que todas nuestras acciones sean buenas, estén
en la línea de lo que vivió Jesús y su evangelio, y la bondad inunde nuestro
mundo.
Un corazón malo no pasará la aduana del cielo,
porque allí el mal está prohibido. Cuidemos nuestro cuerpo, cuidemos nuestro
corazón.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)