8/2/22

EVANGELIO MIERCOLES 09-02-2022 SAN MARCOS 7, 14-23 V SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO




En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina» (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

                                                  Es palabra de Dios

REFLEXION

La religión judía en tiempo de Jesús daba cierta importancia a los alimentos, de tal manera que prohibía comer algunos. Jesús aprovecha la ocasión para afirmar que nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro (“con esto declaraba puros todos los alimentos”) y que a lo que hay que dar mucha más importancia es a lo que sale de dentro del hombre, a lo que sale del corazón. Y se lo explica bien a sus “torpes” discípulos. Es del corazón de donde brotan todas nuestras decisiones y acciones. De un corazón malo brotarán acciones malas: “los malos propósitos, las fornicaciones, los robos, los homicidios…”. De un corazón bueno brotará sólo bondad y acciones buenas.

En nuestro tiempo, bastantes personas, si pueden y su cartera se lo permite, cuidan mucho su cuerpo, en gimnasios, fisioterapias, dietas de adelgazamiento… para conservar un cuerpo ágil y esbelto. Algo que está bien. Pero mucho más empeño, como nos pide Jesús, hemos de gastar en conseguir un corazón bueno, para que todas nuestras acciones sean buenas, estén en la línea de lo que vivió Jesús y su evangelio, y la bondad inunde nuestro mundo.

Un corazón malo no pasará la aduana del cielo, porque allí el mal está prohibido. Cuidemos nuestro cuerpo, cuidemos nuestro corazón.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)