Después de escuchar el domingo pasado el relato de
las bienaventuranzas, sigue la liturgia de este domingo recordándonos que
seguir a Jesus, llamarse (o mejor, ser) cristianos no es solo cuestión de
asistir los domingos a misa o ayunar en cuaresma.
Las bienaventuranzas describen los rasgos de la
humanidad nueva que anhelamos y que ya podemos ver realizada en personas y
comunidades que se esfuerzan por ser misericordiosas. Estos hombres y mujeres
son los que contribuyen a la creación de un mundo justo, solidario y
feliz.
Las bienaventuranzas nos recordaban el pasado
domingo cómo actúa Dios. Y ese obrar de Dios en Jesús pasa, por el Espíritu, a
ser el fundamento de la Iglesia y el obrar del seguidor de Jesús. Por eso, van
dirigidas a los discípulos, a nosotros: Tenemos que comprender porque el
Espíritu nos lo revela, si nos dejamos transformar en ese mismo Espíritu.
Fray José Hernando O.P.
Convento de Santo Domingo (Rep. Dominicana)