En aquel tiempo, dijo Jesús
a Tomás: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por
mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y
lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y
nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con
vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El
Padre, que permanece en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el
Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí,
también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al
Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»
Palabra del Señor
REFLEXION:
Hoy recordamos a
dos apóstoles del Señor: Felipe y Santiago. Dos personas que escucharon la
llamada de Jesús y le siguieron dejándolo todo. Desde el primer día estuvieron
con Jesús y le acompañaron por los caminos de Galilea, Samaria… oyendo todo lo
que el Maestro decía y viendo todos los signos y milagros que hacía. En ese día
a día con el Señor aprendieron quién era Jesús, cómo se comportaba con la
gente, cuáles eran los motivos que le movían a hacer las cosas. En ese día a
día fueron descubriendo también para qué les había llamado el Maestro; fueron
dándose cuenta de la importancia y grandeza del Mensaje de Jesús para los
hombres y cuál era su papel en la transmisión de ese Mensaje.
Seguir a Jesús es
hacer un camino con Él –“Yo soy el camino”-, un itinerario de
un progresivo conocimiento experiencial y vivencial; de búsqueda constante; de
ir continuamente a más. El discípulo tiene que salir de sí hacia el otro, dejar
redes, casa, familia e irse convirtiendo progresivamente en seguidor del
Maestro. Vivir un proceso de desinstalación para llegar a instalarse solamente
en Jesús. Y eso se logra en el día a día de nuestra vida. Decimos: “la práctica
hace al maestro”. Igual nos ocurre a nosotros en este camino de seguimiento de
Jesús. Por eso el Papa Francisco dice: “Les invito a encontrarse con el
Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados
todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la
Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos”.
Hoy hay muchas
personas que quieren conocer al Padre como Felipe –“muéstranos al
Padre”-, pero no por lo que otros dicen, sino tener una experiencia
personal de Él. Y los cristianos que están verdaderamente unidos a Jesús, que
viven una profunda experiencia de amistad con el Señor, pueden ayudar a mostrar
el rostro del Padre al mundo. La vida de los cristianos es un testimonio
inconfundible, de tal manera que “quien los vea, le vea a Él”.
José Luis Latorre
Misionero Claretiano