Este 24 de mayo la Iglesia celebra la memoria de la Santísima
Virgen María Madre de la Iglesia, cuya fecha fue establecida el lunes siguiente
a Pentecostés.
El Vaticano estableció la memoria a través de un Decreto de
la Congregación para el Culto Divino firmado el 11 de febrero de 2018.
El documento sostiene que el Papa Francisco “consideró atentamente
que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la
Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina
piedad mariana”.
En el decreto, la misma Congregación señala que “esta celebración
nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe
fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete
eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”.
“La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en
los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su
naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen
María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia”, precisa el
texto.
En una de sus columnas
semanales, el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gomez, indicó que
los primeros cristianos “tenían una conciencia profunda de que la Iglesia era
su ‘madre’ espiritual, que los daba a luz en el bautismo, constituyéndolos en
hijos de Dios a través de los sacramentos”.
También en el Nuevo Testamento “los apóstoles a menudo se referían
a los fieles como a sus hijos espirituales, reflejando así nuevamente su
comprensión de que la Iglesia es nuestra madre y nuestra familia”.
“Y en esto, los primeros cristianos entendieron que María era el símbolo perfecto de la
maternidad espiritual de la Iglesia”, afirmó Mons. Gomez.
Por ello, señaló que la nueva memoria que los católicos celebrarán
el 24 de mayo es “un profético redescubrimiento de una antigua devoción”.
En el siglo XX, el
Papa Pablo VI, dirigiéndose a los padres conciliares del Vaticano II, declaró
que María Santísima era Madre de la Iglesia.
La memoria “Virgen
María, Madre de la Iglesia” recuerda que ella es Madre de todos los hombres y
especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, desde que es Madre
de Jesús por la Encarnación.
Así lo confirmó Jesús
desde la Cruz, antes de morir, al apóstol San Juan, y el discípulo la acogió
como Madre.
La piedad de la
Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto
cristiano, cumpliendo así la profecía de la Virgen, que dijo: “Me llamarán
Bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1,48).