REFLEXION:
Los fariseos y
herodianos se esforzaban en intentar “engatusar” a Jesús con preguntas de doble
intención, buscando ponerle en un aprieto.
En principio,
la pregunta era una doble trampa, si dice que si se debe pagar el tributo, le
acusarían de traidor y vendido al opresor. Si dice no, lo acusarían de
revolucionario y que niega el respeto debido al Cesar.
La respuesta
que da Jesús es, sencillamente, genial, no se compromete reconociendo la efigie
del Cesar, ni tampoco se opone a que los judíos cumplan sus obligaciones
tributarias.
Los judíos no
podían admitir la imagen del Cesar como divinidad, pero, sin embargo, si
utilizaban el denario como moneda de uso corriente, pues para ellos era el
equivalente al salario diario de un recolector.
Les pone en
evidencia desmontando la incoherente pregunta que le han realizado.
Si la moneda
con la que se paga el tributo lleva la imagen del Cesar, pues “dad al Cesar lo
que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
No pretendamos
entremezclar lo que es temporal con lo divino, pero eso no significa que
debamos inhibirnos de la defensa del débil, de luchar por la igualdad de todos
los hombres, en procurar el bienestar para todos, no olvidando que todos somos
Hijos de Dios y, como tales, todos tenemos derechos y obligaciones, pero siempre
respetando la libertad del otro.
D. José Vicente
Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)