REFLEXION:
Cuando venga el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Eso es lo que nos dice
Jesús en el evangelio de hoy. Es importante leer bien esta frase. Porque no
dice que ya, hoy, aquí y ahora, tengamos la verdad plena. Lo que nos dice es
que el Espíritu nos guiará hacia ella. La conclusión es fácil: estamos en
camino. Esa verdad plena se sitúa como el horizonte hacia el que nos dirigimos
pero no como algo que poseamos ya.
Es importante tener esto en cuenta. Porque tengo la impresión de que hay
cristianos que se creen en posesión de la verdad. Y están convencidos de que
nuestra misión es iluminar al mundo que vive en el error. Es como si el
Espíritu nos hubiese iluminado y entregado esa verdad en propiedad exclusiva. Y
nosotros fuésemos los encargados de administrarla y distribuirla, y a veces
imponerla, a los demás que viven en las tinieblas del error.
La realidad es un poco diferente. Hay una imagen que nos puede ayudar a
entender mejor nuestra posición. Es la de una peregrinación donde el que va por
delante tiene un farolillo que le sirve para iluminar vagamente el camino. Los
que caminan saben a dónde quieren ir pero el camino lo tienen que ir buscando
un poco a tientas porque la oscuridad les rodea. Así somos los hombres y
mujeres de este mundo, de todas las generaciones, caminando y buscando lo
mejor, con muchas equivocaciones y errores a lo largo del camino. Pero siempre
con la mirada en el horizonte, en el destino al que se quiere llegar: el Reino.
Los que trabajan por la justicia, los científicos que buscan remedios y
soluciones que hagan más fácil la vida de las personas, los políticos que son
honestos y quieren servir a la sociedad, los cristianos y no cristianos, los
miembros de otras religiones, todos estamos buscando lo mejor para este mundo,
para la humanidad.
Nosotros no tenemos más que un farolillo y el Espíritu que anima
nuestros pasos y nos anima a colaborar con todos para hacer de este mundo un
lugar mejor para los hijos e hijas de Dios, donde no se excluya ni se condene a
nadie. Siempre abiertos al diálogo, siempre llenos de esperanza porque, como
Jesús, como Dios, nosotros creemos en la humanidad y en que Dios va trabajando
en nuestra historia su plan de salvación.
Fernando Torres cmf