REFLEXION
A esta pregunta de Cristo podríamos
responder con otra que el mismo nombre del Arcángel San Miguel contiene: ¿Quién
como Dios?
Porque sólo Dios puede, en medio de
la tormenta mantener la calma. Y sólo el alma anclada en Dios puede a su vez
tomar la calma que el Señor nos da, y decir: «no tenemos miedo, en Dios
confiamos».
De hecho el fragmento de Evangelio
que leemos nos dice que los apóstoles luego de que Jesús les pidiera no tener
miedo, por el contrario, «quedaron atemorizados y se decían unos a otros:
¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
Es que no es de hombres ni es natural
el mantener la calma frente al peligro de vida. Y tampoco es fácilmente
aceptado ver a uno que hace milagros y frente al cuál las fuerzas de la
naturaleza nada pueden.
Es la divinidad de Cristo la explica
sus milagros. Sólo Dios puede hacer lo que Jesús de Nazareth realizó frente a
sus apóstoles. Y es el reconocer la divinidad de Cristo la única manera de
recibir la Gracia extraordinaria necesaria para poder seguir el mandamiento del
Señor: «no tengan miedo».
Es el don de la fe el que necesitamos
para reconocer que Cristo es Dios, para creer que es por tanto Todopoderoso, y
creer que también en nosotros Dios es capaz de transformarlo todo.
Según la Santa Iglesia, la Fe es una
virtud sobrenatural, infundida por Dios en nuestra alma, y por la cual,
apoyados en la autoridad del mismo Dios, creemos como verdad indubitable, todo
cuanto Él ha revelado y por medio de la Iglesia nos propone para creer.
Por todo ello suplicamos a todos los
Santos del Cielo para que intercedan por nosotros ante Dios omnipotente, que
todo lo puede, para que nuestra fe sea cada vez más grande y fuerte en cada una
de las pruebas de nuestra vida y podamos dar testimonio de ella con rectitud y
verdad, como el Señor nos enseñó.
Amando a nuestro prójimo en las
dificultades, amando la vida en los problemas, sabiendo que allí, en esos
momentos, podemos dar lo mejor y así santificarnos y santificar.
Que Dios nos de la gracia de
permanecer siempre fieles, aún si tenemos que llegar a dar la vida por nuestro
Señor Jesucristo. Pidamos que así de fuerte sea nuestra fe.
Que así sea.