REFLEXION
Hemos oído
muchas veces este pasaje evangélico y corremos el peligro de no darle el valor
que tiene. La pregunta que un letrado le hace a Jesús es la más importante de
toda nuestra vida: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”. Que podemos
traducir por cuál es la clave para conseguir la alegría de vivir, la felicidad
que todos tanto deseamos. La respuesta de Jesús es clara y rotunda: el amor,
dirigido en tres direcciones: a Dios, al prójimo y a uno mismo. Quien logra
amar de esta manera triunfa en la vida, quien no lo consigue fracasa.
Sabemos que Jesús de muchas maneras nos ha hablado del amor. Siempre tiene el
amor en sus labios y en su corazón y nos lo expresa una y mil veces. Es claro
que muchos en nuestra sociedad piensan que el triunfo personal viene
principalmente por acumular dinero y todo lo que él pueda proporcionar.
Jesús, profundo
conocedor de nuestros entresijos humanos, sabe también que el amor es la
asignatura más difícil que tenemos, la que más nos cuesta aprobar y de la
manera que él nos indica. Por eso, viene en nuestra ayuda, en primer lugar,
dándonos ejemplo, amándonos hasta entregar su vida por nosotros y, segundo
lugar, regalándonos su amor para que nosotros podamos amar con nuestras
fuerzas y con el amor que él nos ofrece. “Amaos unos a otros como yo os he
amado”, y así podamos decir “Ya no soy yo es Cristo quien ama en mí”.
Fray Manuel
Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)