2/6/21

EVANGELIO JUEVES 03-06-2021 MARCOS 12, 28b-34 NOVENA SEMANA TIEMPO ORDINARIO

 



En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.    
   
                                          Es Palabra del Señor           

 

REFLEXION

Hemos oído muchas veces este pasaje evangélico y corremos el peligro de no darle el valor que tiene. La pregunta que un letrado le hace a Jesús es la más importante de toda nuestra vida: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”. Que podemos traducir por cuál es la clave para conseguir la alegría de vivir, la felicidad que todos tanto deseamos. La respuesta de Jesús es clara y rotunda: el amor, dirigido en tres direcciones: a Dios, al prójimo y a uno mismo. Quien logra amar de esta manera triunfa en la vida, quien no lo  consigue fracasa. Sabemos que Jesús de muchas maneras nos ha hablado del amor. Siempre tiene el amor en sus labios y en su corazón y nos lo expresa una y mil veces. Es claro que muchos en nuestra sociedad piensan que el triunfo personal viene principalmente por acumular dinero y todo lo que él pueda proporcionar.

Jesús, profundo conocedor de nuestros entresijos humanos, sabe también que el amor es la asignatura más difícil que tenemos, la que más nos cuesta aprobar y de la manera que él nos indica. Por eso, viene en nuestra ayuda, en primer lugar, dándonos ejemplo, amándonos hasta entregar su vida por nosotros y, segundo lugar, regalándonos  su amor para que nosotros podamos amar con nuestras fuerzas y con el amor que él nos ofrece. “Amaos unos a otros como yo os he amado”, y así podamos decir “Ya no soy yo es Cristo quien ama en mí”. 

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)