REFLEXION
Jesús nos presenta una nueva manera de vivir nuestras
relaciones… En realidad, nos cuestiona, provoca y desafía a vivir el reino de
Dios. Las parábolas, los milagros, los bellos discursos se concretizan a través
de compromisos determinados. Compromisos que Él mismo vivió presentándonos el
camino a seguir. Se trata de superar la lógica humana de justicia, venganza y
satisfacción personal. Su forma de proceder ante las acusaciones (que le hacen
a Él y también a otras personas) o ante la respuesta violenta de sus amigos
(“vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a
beber?” Jn 18,11) nos revela que es posible vivir el evangelio, la Buena Nueva,
el proyecto de Dios para la humanidad.
Sabéis que se dijo… pero yo os digo… Jesús propone no
devolver mal por mal, sino responder con el bien duplicado. Es el Evangelio
aterrizado, con su belleza encarnada en el corazón de quien lo arriesga todo
porque encontró el sentido total: el Amor. Es el termómetro que me informa a
respecto del nivel de la veracidad de mi fe, de la coherencia de mi vida, del
compromiso concreto, no sólo con Dios, sino con todas las personas que
encuentro en el contexto de la vida. Se trata de colaborar y hacer posible el
reino de Dios entre nosotros. Aquí ya no hay máscaras. Es el momento
de no recibir en vano la gracia de Dios, de recomenzar si es
necesario, porque a mi lado está mi hermano, mi hermana y no el martillo del
juez implacable.
Hna. Ana Belén Verísimo García OP
Dominica de la Anunciata