El Inmaculado Corazón de María es una devoción católica usada para referirse a la vida
interior de la Bienaventurada Virgen
María, sus gozos y tristezas, sus virtudes y su perfección y, sobre
todo, su amor de mujer Inmaculada por Dios Padre, su amor maternal por Jesús y
por los hombres.
El corazón de María es mencionado específicamente en la Biblia.
Esta devoción es mencionada por san Gregorio Taumaturgo,
Padre de la Iglesia del siglo III, por Teodoto
de Ancira, del siglo V, y por el teólogo benedictino Ruperto
de Deutz, del siglo XII.
En el siglo XVII, el sacerdote francés san Juan Eudes escribió las primeras obras
sobre el Corazón de María. A mediados del siglo XVII fundó la Congregación
de Jesús y María para religiosos, la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio para
religiosas y la Sociedad del Corazón de María Admirable para seglares.
San Antonio María Claret fundó
en 1859 la Congregación
de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María en España. Teófilo Verbist fundó
en 1862 la Congregación del Inmaculado Corazón de María en Bélgica.6
En 1917, en las apariciones de Fátima,
la Virgen María le habló a una pastora, Lucía, para la consagración
de Rusia al Inmaculado Corazón de María y la difusión de esta devoción y del
rezo del rosario para solucionar los graves problemas a los que se enfrentaba
el mundo.
Alejandrina de
Balazar tuvo una serie de revelaciones privadas de Cristo, por
las cuales pidió la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María entre
1936 y 1941. El venerable Pío XII realizó la consagración con un
mensaje de radio transmitido a Fátima el 31 de octubre de 1942, lo cual fue
renovado el 8 de diciembre de ese mismo año en la Basílica de San Pedro de
Roma. Tras el atentado contra san Juan Pablo II, que aparentemente estaba
profetizado por las apariciones de Fátima, el papa volvió a consagrar al mundo
al Inmaculado Corazón el 25 de marzo de 1984, en un acto en al que estuvieron
convocados todos los obispos del mundo.