Es palabra del Señor
REFLEXION
Estas exclamaciones de Jesús surgen ante la
hipocresía de los grupos de perfectos, que se presentan como la medida y
esquema válido al que todos se tienen que ajustar. Cumplen la letra de la ley,
pero dejan de lado el sentir de la misma ley. Pasan por alto, dice Jesús: “el
derecho y el amor de Dios”. ¿De qué les sirve esa puntualidad legal si está
hueca? No sirve de nada. Por eso el ¡Ay! Ya no significan nada. Tumbas sin
señal pisoteadas por todos.
Y la queja del maestro de la ley: “Maestro,
diciendo eso nos ofendes también a nosotros”. Pues para ellos va la
advertencia: “abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros
no las tocáis ni con un dedo”. Apelan a la ley, pero burlan la ley. Un problema
muy común que la sabiduría popular explica: el que hizo la ley, hizo la trampa.
Son preceptos humanos que se interponen entre lo señalado por Dios y lo que
realmente importa. Jesús destapa lo que se esconde en esa intolerancia e
intransigencia: dejan de lado el derecho y el amor de Dios. Y si esto se
desconoce, la ley ya no da vida, sino que genera muerte.
Él nos precede y acompaña para que estemos situados
en la forma correcta y actuemos siempre correctamente.
¿Cómo nos situamos nosotros?
¿Somos jueces implacables para las realidades humanas?
Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)