Es palabra del Señor
REFLEXION
En
la memoria de los santos ángeles custodios el Evangelio nos propone la actitud
de los niños para acoger este misterio. Esta celebración nos remite a la
certeza del amor de Dios que nos guarda y nos protege en nuestro día a día, a
través de estos espíritus custodios y otras tantas mediaciones que muchas veces
nuestros ojos no llegan a captar.
Los
discípulos preguntan: ¿Quién es el mayor? Y Jesús les presenta a un niño. Como
en otras ocasiones, parece que el Maestro se va por la tangente. Pero en
realidad les da una respuesta clara: lo pequeño, lo sencillo, lo inocente,
aquello que pasa más desapercibido y es muchas veces lo más despreciado, eso es
lo que esconde frecuentemente lo más importante. Solo la sencillez y pobreza de
corazón pueden acoger la grandeza y riqueza del misterio inabarcable.
«Si
no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos». La conversión es un hacerse como niños. Es reconocer que somos
incapaces, que dependemos de Dios para todo. Es la actitud de quien se sabe
importante a los ojos de su Padre y lo espera y recibe todo de él. Es un
dejar de creer que la Salvación está en nuestras fuerzas o en nuestros méritos.
El niño es el que sabe acoger, sabe recibir, sin prejuicios ni desconfianzas.
El adulto es el que todo lo sopesa y calcula en sus posibilidades, el que se lo
gana a pulso y se siente merecedor.
Sólo
con un corazón de niño se puede acoger la Buena Noticia que Jesús nos trae.
Sólo con un corazón inocente y confiado se puede creer que el Padre nos ama
incondicionalmente y pone a nuestro alcance los medios, las personas y también
los ángeles que necesitamos para no perdernos en el camino. El niño no calcula
si es razonable o proporcionado aquello que le promete su Padre, tan sólo cree
y confía. Cree que es amado por Él y confía que, sólo por eso, no hay nada que
temer.
¿Cómo
es mi actitud de acogida de la gracia, del Amor de Dios y de sus dones? ¿Los
recibo y disfruto con la exigencia del adulto o los acojo y agradezco con el
corazón de un niño? ¿En los momentos de temor, ante las dificultades, me creo
que Dios Padre me protege y me cuida, incluso por medio de sus ángeles, o, por
el contrario, me siento abandonado por Él?
Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.
Monasterio Santo Domingo (Caleruega)