Al volver se la
encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores
que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el
principio».
Es
palabra del Señor
REFLEXION
Jesús acaba de
expulsar a un demonio. Ante este hecho hay tres reacciones: la de corazón limpio;
que reconoce la acción de Dios por medio de Jesús y “se quedó admirada; a los
que no les convencen del todo: quieren “una señal apocalíptica, aniquiladora de
los enemigos de Israel; por último los que admiten lo evidente, la eficacia de
sus exorcismos, pero afirman que “echa los demonios con el poder del jefe de
los demonios” para confundir a la gente.
Este relato
recoge el momento más duro de la polémica de Jesús con la autoridad religiosa
de su pueblo. El afán de desprestigiar a Jesús les lleva al extremo de acusarle
de expulsar los malos espíritus por pura magia. No se dan cuenta de que no
tiene sentido acusar a Satanás, haciéndose la guerra. Por otra parte olvidan
que los discípulos, que hacen lo mismo que Jesús, son personas que pertenecen
al pueblo y no tiene sentido acusarles de magos.
Jesús rebate con
toda lógica: “¿Satanás va a combatir contra Satanás? Yo echo los demonios con
el dedo de Dios. El que no está conmigo, está contra mí”. El confirma: “Todo lo
puedo en aquél me conforta”. Con la fe y disponibilidad ante el Espíritu,
“donde haya odio haremos brotar el amor; donde haya tristeza, la alegría; donde
haya guerra, la paz”.
Fr. Carlos Oloriz
Larragueta O.P.
Casa Ntra.Sra. de los
Ángeles (Vitoria)