En
aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya
sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Es palabra del
Señor
REFLEXION
Lucas
en este texto nos ayuda a reflexionar en la llamada de Jesús a nuestra propia
conversión, no por mero capricho, sino porque nos ama y sabe que sólo en Dios
está el camino de la verdadera felicidad. Jesús sigue hablando y preparando el
Reino de Dios, pero para ello, necesita que las personas cambiemos, que seamos
capaces de reorientar nuestra actitud y forma de vida, para crear un mundo
mejor, más humano y más fraterno. No acabamos de tomar conciencia de que
tenemos que sembrar la paz, el amor y la justicia porque esto es lo que Dios
quiere de nosotros, pero el odio y los egoísmos no nos dejan ver la luz, y esto
nos impide que cambiemos.
Por
ello el evangelista nos ilustra hoy con una parábola que utilizó Jesús para
hacer más comprensible su mensaje. Nos compara con una higuera que no da el
fruto esperado. Esto lleva al dueño de la viña a decidir cortarla, pero su
cuidador intercede ante el dueño para que la deje más tiempo, él la cuida, la
quiere, la protege y seguirá abonándola para intentar que por fin dé fruto.
Esa
higuera en realidad somos nosotros. Nos decimos seguidores, pero nuestro fruto
no llega nunca, queremos cambiar a los demás en lugar de cambiarnos
nosotros. Jesús nos nutre cada día con su Palabra, su ejemplo de vida,
pero nosotros preferimos seguir viviendo de espaldas a Él, cumplir con los
preceptos antes que abrir nuestro corazón y, como el barro en manos del
alfarero, dejarnos amasar.
Jesús
nos da siempre otra oportunidad para que seamos capaces de salir de la rutina y
ser una higuera fértil. Una higuera que da el fruto generoso del amor entre
todos los hermanos, haciendo visible a Dios en la tierra, pero para ello,
tenemos que estar dispuestos a cambiar y trabajar en nuestra propia conversión.
Jesús
tiene el propósito de conducir a las personas a producir frutos y narra esta
parábola para que nos comparemos con la higuera a la que se le da una nueva
oportunidad. ¿Cuáles son los frutos positivos que Jesús espera que las
personas y en particular los cristianos demos hoy? ¿Cómo podemos mostrar que
estamos arrepentidos y que hemos cambiado nuestra conducta? ¿Qué tipo de
“abono” podemos echar en nosotros hoy para ayudarnos a producir fruto?
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de San José (La Solana-Ciudad Real