Es palabra
del Señor
REFLEXION :
El evangelio nos
ofrece una escena muy conocida: el joven rico y su pretensión de obtener la
salvación (“heredar la vida eterna”). Es verdad que este texto es un conjunto
no demasiado homogéneo. Los grandes maestros han pensado, no sin razón, que son
varios textos en torno a palabras de Jesús sobre el peligro de las riquezas y
sobre la vida eterna, las que se han conjuntado en esta pequeña historia. Es
muy razonable distinguir tres partes: a) la escena del joven rico (vv.17-22);
b) la dificultad para entrar en el Reino de Dios (vv. 23-27); c) las renuncias
de los verdaderos discípulos (vv.28-30). Todo rematado sobre el dicho “los
últimos serán los primeros y los primeros los últimos” (v. 31). Las dos
primeras tienen una conexión más fuerte que la tercera. Es verdad que todo el
conjunto gira en torno a las claves del verdadero seguimiento. No se trata de
una enseñanza sobre el voto de pobreza de los monjes, sino de algo que afecta a
la salvación para todos.
Entre las muchas lecturas que se pueden hacer,
señalemos que no podemos olvidar como decisivo para entender este pasaje la
llamada al "seguimiento" y tener un tesoro en el cielo. Se ha
comentado en alguna parte que este joven está buscando la sabiduría. Jesús le
propone otro camino distinto, un camino de radicalidad, que implica sin duda
renunciar a sus riquezas, que están sustentadas, incluso, en la praxis y en la
forma de entender los mandamientos que siempre ha cumplido. Es una llamada a
hacerlo todo de otra manera, con sabiduría. No es una llamada a una vida de
pobreza absoluta entendida materialmente, sino de pobreza que no se apoye en la
seguridad del cumplimiento formal de la ley. De hecho, la escena nos muestra
que si el joven cumplía los mandamientos y además era rico, no debería haberse
preocupado de nada más. Pero no las tiene todas consigo. Por ello pregunta a
Jesús… y encontrará un camino nuevo.
Las riquezas, poseerlas, amarlas, buscarlas es
un modo de vida que define una actitud contraria a la praxis del Reino de Dios
y a la vida eterna: es poder, seguridad, placer... todo eso no es la felicidad.
La alternativa, en este caso, es seguir a Jesús en vez de los preceptos de la
ley, que le han permitido ser un hombre rico. En la mentalidad judía, ser un
hombre de riquezas y ser justo iban muy unidos. Es eso, por lo mismo, lo que
desbarata Jesús para este joven con su planteamiento del seguimiento como
radicalidad. Pensar que el seguimiento de Jesús es una opción de miseria sería
una forma equivocada de entender lo que nos propone este historia evangélica.
Este joven es rico en bienes materiales, pero también morales, porque cumple
los mandamientos. ¿Es eso inmoral? ¡No! Pero esa riqueza moral no le permite
ver que sus riquezas le están robando la verdadera sabiduría y el corazón. No
tiene la sabiduría que busca, porque debe estar todavía muy pendiente de “sus
riquezas”. Siguiendo a Jesús aprenderá otra manera de ver la vida, de vez las
riquezas y de ver la misma religión.
Por
eso tiene sentido lo que después le preguntarán los discípulos cuando Jesús
hable de que es muy difícil que los ricos entre en el Reino de los Cielos;
porque no son capaces de descodificarse de su seguridad personal, de su
justicia, de su concepción de Dios y de los hombres. No es solamente por sus
riquezas materiales (que siguen siendo un peligro para el seguimiento), sino
por todo su mundo de poder y de seguridad. Y reciben la aclaración, por otra
parte definitiva, de que "lo que es imposible para el hombre, en cambio es
posible para Dios" (v. 27). Por consiguiente, la respuesta de Jesús al
joven rico es una llamada a este hombre concreto a que le siga de una manera
especial; pero, a su vez, un criterio para todos desde la radicalidad y la
sabiduría del seguimiento.
Fray Miguel de
Burgos Núñez