Es palabra del Señor
REFLEXION
Qué
fácil resulta interpretar los fenómenos naturales, las señales del tiempo. Qué
difícil interpretar los signos de los tiempos. Son tantos y tan variados, por
no decir contradictorios… Los signos de los tiempos en que vivimos nos
desconciertan. No sabemos a qué atenernos, hacia dónde dirigirnos. Se habla de
la “mediocracia”, del gobierno de los mediocres que marcan la pauta de
sociedades, instituciones, comunidades sociales y religiosas.
Estamos
instalados en el tiempo de la mediocridad y pobre de aquel que tenga atisbos de
creatividad, de genialidad o de honradez y bondad…
¿Por
qué no juzgas por ti mismo lo que es justo…?, dice Jesús en este texto. Dice
bien “por ti mismo”, no esperando que el periodista de turno, el político
encaramado, los tertulianos televisivos vociferantes, aporten algo de luz y
verdad. Tener juicio ponderativo, valorativo, no está bien visto, corres el
riesgo de la marginación. La mediocridad del rebaño se impone. Por eso Jesús
invita a llegar a un acuerdo con el enemigo mientras se va de camino antes de
llegar al juez; cultivar el diálogo donde ambas partes llegan a acordar (con el
corazón y la mente lúcidas), la mejor manera de solucionar los conflictos. Por
eso proliferan tantos manuales de gestión de resolución de conflictos.
A
veces nos enrocamos en nuestras posturas. A veces tenemos razón o razones que
al otro no convencen, exponerlas con sabiduría paciente, puede llevar a buen
término. Ello no significa sumisión o cesión de todo para que el otro quede por
encima. No. Es enriquecimiento mutuo y sabiduría temporal. Debemos evitar el
miedo que la mediocridad produce. Si claudicas, ya estás condenado. El mundo es
de los osados, sabiendo que la genialidad o la aceptación de compromisos es
peligroso. Pero, ¿qué no lo es en cristiano? Jesús lo sabía, pagó por ello y no
se arredró.
Fr. José Antonio Solórzano Pérez O.P.
Casa San Alberto Magno (Madrid)