Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré
profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a
esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas
derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre
de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis
apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que
intentaban entrar se lo habéis impedido! ».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron
a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas
capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.
Es
palabra del Señor
REFLEXION
Sigue Jesús descubriendo la verdad, más bien la mentira,
de los fariseos y de los juristas, con dos nuevos “ayes”. Se lamenta Jesús que
levanten mausoleos a los profetas cuando fueron sus padres quienes les mataron…
aprobando así lo que ellos hicieron. Por desgracia, la muerte de los profetas,
de los que hablan en nombre de Dios, por parte del pueblo a quienes se dirigen,
es una constante en la historia religiosa, que llega su punto culminante cuando
las autoridades judías matan a Jesús, al mismo Hijo de Dios, el que vino a
ofrecernos las palabras de Dios sobre cómo vivir nuestra vida humana, y
alcanzar la salvación.
También se lamenta Jesús, en un nuevo “ay”, de que
los juristas no quieran trasmitir la verdad, encerrándola, quedándose con la
lleve del saber, sin dejar que llegue a sus destinatarios. Una advertencia para
todos los cristianos, para todos los predicadores cristianos que hemos de
transmitir el evangelio de Jesús tal como él nos lo predicó, su verdad, la
verdad que salva, libera y da sentido a nuestra vida.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)