María Magdalena es venerada por la Iglesia católica
oficialmente como Santa María Magdalena. Existen múltiples templos en todo el
mundo dedicados a esta santa católica. Su onomástica es el 22 de julio.
María Magdalena, es mencionada, tanto en el Nuevo
Testamento canónico como en varios evangelios apócrifos, como una distinguida
discípula de Jesús de Nazaret. Su nombre hace referencia a su
lugar de procedencia: Magdala, localidad situada en la costa occidental del lago
de Tiberíades y aldea cercana a Cafarnaúm.
Es considerada santa por la Iglesia católica,
la Iglesia ortodoxa y la Comunión anglicana, que celebran su festividad el 22 de
julio. Reviste una especial importancia para las corrientes gnósticas del cristianismo.
En 1988, el papa Juan Pablo II en la carta Mulieris Dignitatem se refirió a ella como
la "apóstol de los apóstoles", y el 10 de junio de 2016, la Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un
decreto por el cual se eleva la memoria de santa María Magdalena al grado de
fiesta en el Calendario romano general, por expreso
deseo del papa Francisco.
Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a
María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los
apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con
otras mujeres de los evangelios (véase más arriba) la idea de que antes de conocer a
Jesús, había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia
católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de
María con la pecadora de quien se dice únicamente que era pecadora y que amó
mucho; en segundo lugar, de la referencia en donde se dice, esta vez
refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete
demonios». Como puede verse, nada en estos pasajes evangélicos permite concluir
que María Magdalena se dedicase a la prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a identificarse a
María Magdalena con María de Betania y la mujer que entró en la
casa de Simón
el fariseo, pero ya en una homilía del papa Gregorio
Magno (muerto en 591) se expresa inequívocamente la identidad de estas
tres mujeres, y se muestra a María Magdalena como prostituta arrepentida. Por
eso la leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva en el
desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y son frecuentes en el arte
occidental las representaciones de la «Magdalena penitente».
La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser
confundida gracias a la tradición de María Egipcíaca,
santa del siglo V, quien según La vida de los Santos de Jacobo de la Vorágine, se había dedicado a la
prostitución y se retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común ver
representaciones de María Egipcíaca, con los cabellos
largos que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos,
símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones
acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas.
En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a
ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la
tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido
relacionado por algunos autores con la situación subordinada de la mujer en la
Iglesia. A esta opinión oponen algunos teólogos católicos la especial
consideración que guarda la Iglesia para con Santa María, madre de Jesús, venerada
con hiperdulía, en tanto que los apóstoles y
los otros santos son
venerados con dulía.
En 1969, el papa Pablo VI retiró
del calendario litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado
tradicionalmente a María Magdalena; asimismo, desde esa fecha dejaron de
emplearse en la liturgia de la festividad de María Magdalena la lectura del
Evangelio de Lucas acerca de la mujer pecadora. Desde entonces, la Iglesia
católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida.
Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.
En 1988, el papa Juan
Pablo II en la carta Mulieris Dignitatem se refirió a María
Magdalena como la "apóstol de los apóstoles" y señaló que en "la
prueba más difícil de fe y fidelidad" de los cristianos, la Crucifixión,
"las mujeres demostraron ser más fuertes que los apóstoles".
El 10 de junio de 2016, la Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un
decreto por el cual se eleva la memoria de santa María Magdalena al grado de
fiesta en el Calendario Romano General, por expreso deseo del papa Francisco. Arthur
Roche señaló en su artículo en el L’Osservatore Romano titulado Apostolorum
apostola que la decisión se enmarca en el contexto eclesial actual a favor
de una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva
evangelización y la grandeza de la misericordia divina. El propio Roche señaló
que «es justo que la celebración litúrgica de esta mujer tenga el mismo grado
de fiesta dado a la celebración de los apóstoles en el Calendario Romano
General y que resalte la especial misión de esta mujer, que es ejemplo y modelo
para toda mujer en la Iglesia».
María Magdalena fue fuente de inspiración para dos de
las místicas y doctoras de la Iglesia más importantes
en el catolicismo: santa Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido ayuda
espiritual de la Magdalena y santa Teresa
del Niño Jesús, quién admiraba este amor tan profundo relatado en el
Evangelio en el cual María Magdalena piensa en servir a quien ama; así, Teresa
decidió dedicar su vida a quién más amaba: Jesús de Nazaret. En 1894 escribió:
«Jesús nos ha defendido en la persona de María Magdalena»