Es palabra del Señor
REFLEXION
Los tres
sinópticos narran la elección de los doce apóstoles. Lucas precisa que lo hizo
después de pasar la noche orando. Fue una elección pensada y orada. Había otros
que seguían a Jesús. En los Hechos de los apóstoles, se dice que, para sustituir
a Judas, el traidor, los once incorporaron al Colegio apostólico a Matías, “uno
de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor
Jesús”; así Pedro precisa la elección a los once (He 1,21). Jesús podía haberlo
elegido apóstol, en vez de Judas Iscariote. No lo hizo. Desde el inicio, la
Iglesia, que en sus comienzos se realiza en los apóstoles, estuvo conformada
con personas imperfectas, no es una asociación de “puros”.
Jesús de
momento les envía a “proclamad que el Reino de los cielos está cerca” a los
judíos, no a paganos ni a samaritanos. Al final del evangelio de Mateo, 28,19,
Jesús les envía “a todas las gentes”. La misión a la que alude este texto es
misión previa, como entrenamiento, diríamos. Junto a la proclamación de la
cercanía del Reino de los cielos, han de realizar un servicio de curación
espiritual, expulsar espíritus inmundos, y corporal, curar toda enfermedad y
dolencia. Unos versículos antes Mateo aplicaba a Jesús esa misma misión. Los
apóstoles han de continuar la misión de Jesús. Esa es la tarea de la Iglesia.
No tiene evangelio propio, ni misión propia. Su misión es la de Jesús: predicar
el Reino de los cielos, y adelantarlo curando, haciendo el bien, acercándose a
los necesitados, a los que sufren. Es necesario unir a la Palabra heredada de
Jesús y proclamada por los apóstoles, la acción de ayuda en el cuerpo y en el
espíritu a los necesitados.
¿Cómo nos
vemos cada uno de los cristianos ante esa misión en nuestro ámbito familiar,
social?
Fray Juan José de León Lastra
Convento de Santo Domingo (Oviedo)