Es palabra del Señor
REFLEXION
Mateo nos
sitúa en una de las muchas acciones liberadoras de Jesús respecto a la ley del
sábado. Demasiadas leyes escritas que obligan y oprimen al hombre sencillo,
mientras que reyes y sacerdotes incurren en delitos por las mismas razones:
Sentir hambre. Sin embargo, moralizamos en dirección a los otros para
condicionar sus actitudes y su libertad.
No es lo
mismo comer teniendo posibilidades para ello, que careciendo de los bienes
necesarios para alimentarse cada día. No son razones de justicia los que mueven
a sacerdotes y reyes para comer de los frutos del templo. Al contrario, parece
más la comodidad, la usurpación, o una inmediata necesidad movida por un
impulso primario.
Hay
situaciones y momentos en el que el hambre aprieta y muerde, cuando se presenta
con cara de precariedad y miseria. Entonces está justificado comer de la ofrenda
que se recibe en el templo.
El Evangelio
nos muestra que no hay que condenar a los que son inocentes de la corrupción,
de la opresión, sino que son víctimas de las mismas. Con ellos hay que tener
misericordia. El sacrificio si no se hace desde la compasión no tiene sentido.
Dios vuelve su mirada nuevamente a la misericordia. El sacrificio tiene sentido
únicamente desde la misericordia.
Habría que
examinar nuestro cuerpo legal y la actitud práctica. Hay mucha gente cumpliendo
condena por delitos insignificantes. Y personas viviendo en libertad habiendo
cometido delitos de corrupción, que han escandalizado a todo el mundo. No es
que haya que suavizar los delitos, o el uso de las leyes. Pero en la cultura
queda un sentimiento de injusticia y permisividad cuando lo escandaloso queda
impune.
Oremos por
cuantos sienten hambre y viven presos: para que sientan la solidaridad de todos
los creyentes y el consuelo que libera por medio de Dios.
Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)