La devoción de la
Virgen del Carmen es originaria del Monte Carmelo, en la ciudad de Haifa (Palestina histórica). Debido a la presencia del mar Mediterráneo y las relaciones
interculturales entre Europa y la
región Palestina, la devoción se extendió por Europa gracias a
la Orden de las Carmelitas.
Existen algunas
controversias acerca del año en que llegó la Virgen del Carmen a Chile debido a
la inexactitud, la extensión territorial y las diversas metodologías de
evangelización que se desarrollaron durante el período de la conquista en el
país. Algunas fuentes indican que los misioneros agustinos la introdujeron en
1595, mientras que otras fuentes sitúan el hecho casi cien años más tarde, en
1680, pero a pesar de esta contradicción, no hay duda de que se introdujo la
devoción gracias a los agustinos.
Las inexactitudes
en la fecha se deben a que en el norte de Chile se comenzaban a manifestar las
primeras festividades paganas con orígenes cristianos, al celebrarse las Fiestas de La Tirana en honor a la Virgen del Carmen
a inicios del siglo XVI. Mientras que
hacia 1640 se fundó en Concepción, al sur de Chile, la Cofradía de la Virgen del
Carmen, por lo cual esta divergencia histórica hace difícil situar el origen de
la advocación.
La expansión de la
creencia se dio gracias a que se asoció fuertemente a los militares. Este rol
se notó mayormente en la zona de Concepción, que era considerada como la
frontera del dominio español y se vivían constantes batallas con los mapuches,
por lo que los militares se encomendaban especialmente a la Virgen del Carmen.
Sin embargo, esta no fue la principal advocación del Chile colonial, sino la
Virgen de la Merced.
En el proceso
revolucionario, el Ejército de los Andes, conducido por José de San Martín, escogió como
protectora y patrona de la liberación de América a la Virgen del Carmen y le
juró fidelidad. El 5 de enero de 1817, San Martín le entregó su bastón de mando
como ofrenda para alcanzar la victoria libertadora en el subcontinente. Por su
parte, el 11 de febrero, Bernardo O'Higgins, entonces general del ejército
chileno, proclamó a la Virgen del Carmen como «Patrona Generalísima de las
Armas de Chile». Este último suceso es parte de la tradición católica sin que
se pudiese comprobar la veracidad de la versión histórica.
A pesar de la
victoria en la batalla de Chacabuco, el ejército realista se encontraba
muy próximo a la ciudad de Santiago, por lo cual O'Higgins decidió reunirse en
la catedral e implorar la
protección de la Virgen del Carmen para obtener la victoria definitiva sobre
las fuerzas de la corona española. Por ello, el 14 de marzo de 1818, junto a
las autoridades religiosas realizaron un acto de plegaria donde imploraron la
protección del cielo. Además, formularon en el mismo acto el voto de erigir un
templo a la Virgen del Carmen en el lugar en que se decidiese la batalla
favorable a la independencia de Chile. La victoria definitiva ocurrió el 5 de abril en los
llanos de Maipú, donde el Ejército
Libertador y las fuerzas chilenas lograron derrotar al ejército realista para
proclamar la independencia del país.
Debido a su
promesa, Bernardo O'Higgins redactó un decreto supremo el 7 de mayo
que encargaba la construcción de un templo en honor a la Virgen del Carmen cuya
primera piedra fue puesta el 7 de octubre de 1818. De acuerdo a una
recopilación histórica realizada por el suplemento del periódico de Maipú del 5
de abril de 1979, el decreto supremo contenía el siguiente texto:
La Inmaculada Reina de los ángeles, en su advocación de Nuestra Señora
del Carmen, fue jurada patrona de las armas de Chile, primero por el voto
general del pueblo, por haber experimentado su protección en el
restablecimiento del estado que yacía bajo la opresión de los tiranos, mediante
el esfuerzo del Ejercito Restaurador de Los Andes y después del 14 de marzo
último por el acto solemne en que concurrieron las corporaciones, y un inmenso
pueblo en la Santa Iglesia Catedral, al objeto de ratificar, como ratificaron
expresamente en aquel juramento, ofreciendo erigirle un templo en el lugar
donde se diese la batalla, a que nos provoco el General enemigo Osorio: no debe
tardarse un momento el cumplimiento de esta sagrada promesa.
O'Higgins - Irisarri
Dentro de la
historia chilena se duda de este último suceso debido a que se presume que el
documento no existe. Sin embargo, dentro de las primeras discusiones del Congreso Nacional, consta la
existencia de cartas entre el Senado de la época y el director supremo,
O'Higgins.
A pesar de que se
denominó históricamente a la Virgen del Carmen como patrona o generala de los
ejércitos de Chile, este título no fue otorgado canónicamente por la Santa Sede, por lo que quedó
relegada a protectora de los ejércitos de Chile y Argentina. Sin embargo, en el
Congreso mariano de 1918 se determinó que el objetivo era declarar a la virgen
como «Patrona de Chile» por el vínculo histórico que posee el país con esta
advocación mariana. De este modo, el 24 de octubre de 1923, mediante un decreto
vaticano emitido por el papa Pío XI, se autorizó a los
chilenos a denominar a esta advocación como «Patrona de Chile». En el texto se
declaró: «a la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, Patrona Principal de
toda la República Chilena, concediéndole todos los privilegios y honores que a
los principales patronos de los lugares por derecho competen».
El juramento de patronato
canónico se realizó el 8 de diciembre de 1923 en la plaza de Armas de Santiago y fue
presidido por monseñor Rafael Edwards. Esta fecha concuerda con el día de
la Inmaculada
Concepción de la Virgen, que es otra fiesta mariana
importante de la religiosidad en Chile.
La coronación de la
Virgen del Carmen se llevó a cabo el 19 de diciembre de 1926 y se coronó a la
imagen que se veneraba en la Basílica del Salvador. Este acto fue presidido por
monseñor Benedetto Aloisi Masella, especialmente
enviado por el papa para la ocasión. De acuerdo a relatos presenciales, se
estimó que la concurrencia fue de cerca de medio millón de personas en el parque Cousiño. Según las
crónicas históricas, el parque se llenó de colores, flores y las multitudes se
centraban en la imagen.
El 3 de abril de
1987, durante la visita de Juan Pablo II a Chile, se realizó la coronación de la
imagen de la Virgen del Carmen que se encuentra en el Templo Votivo de
Maipú. El evento tuvo lugar en la misma explanada. En la homilía de
consagración, Juan Pablo II destacó lo siguiente a la multitud:
Mira con bondad a tu pueblo, Señor, que al poner una corona real sobre esta
imagen de la Virgen María y de su Hijo, reconoce al Señor Jesús como Rey del
Universo y aclama a la Virgen Madre como su Reina.
Juan Pablo II.