Todo me ha
sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Los “sabios”
saben muchas cosas de la historia de Israel, saben los salmos y, seguramente,
los recitan con frecuencia, pero, como en la vieja leyenda irlandesa,
no conocen al pastor. Saben, saben, pero no conocen, no tienen
relación familiar con Él. La gente sencilla, hambrienta de esperanza, lo busca,
lo espera y, por eso, lo descubre en Jesús. No es raro que sus palabras cayeran
en sus vidas como aliento y alivio. Lo estaban necesitando y, por eso, son
recibidas con gozo. Son una “buena noticia” y por eso lo siguen entusiasmados.
Hoy, y
siempre, los hombres nos hemos posicionado ante Jesús desde esa doble actitud.
Los “sabios” que viven desde la sospecha, que rechazan porque siempre piden
pruebas, que creen saber demasiado como para aceptar a alguien que viene en la
sencillez de quien se siente en la verdad; que trae un mensaje de esperanza,
que presenta a un Dios como padre bondadoso que acoge a todos, un hombre “de
pueblo” que sorprende, los deja indiferentes, ya que no responde a sus
expectativas, no encaja en sus planteamientos.
Los
humildes, hoy y siempre, son los que con corazón sencillo saben ver en la
persona de Jesús la presencia de Dios entre nosotros. Lo escuchan con interés,
lo aceptan, lo siguen y mantienen con Él una relación de confianza, tratando de
responder a su llamada con entusiasmo.
Esa gente
buena es la que, también hoy, es motivo de alegría para Jesús. Él sigue
glorificando a Dios porque su acción está presente entre los pobres, los
sencillos, los que no cuentan y, por eso, son descartados por los sabios y
entendidos. Esos sencillos que, muchas veces, son rechazados porque no “saben”,
aunque conozcan y vivan la presencia de Dios con intensidad y alegría. Esos que
siguen descubriendo a Jesús en el trasiego del día a día y tratan de ser fieles
a su persona. ¿Dónde te colocas tú?
Fray
Salustiano Mateos Gómara
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)