Es palabra del Señor
REFLEXION
Mateo en el
capítulo 11 de su evangelio nos muestra como Jesús, al ver la actitud de sus
paisanos, que, en general, permanecían impasibles ante el anuncio del Reino de
Dios y, salvo muestras de admiración ante los prodigios que realizaba, no
acababan de creerse la Buena Noticia que les hacía llegar; esta situación lo
decepcionaba en gran manera.
No sabemos a
ciencia cierta si el propio Jesús expresó estas lamentaciones o, más bien, son
fruto del ánimo de los primeros cristianos para reforzar su predicación.
Estas
ciudades a las que se refiere este pasaje, eran poblaciones con un significado
especial, Corozaín y Betsaida eran la base de las escuelas rabínicas y Cafarnaún
fue el centro de las enseñanzas de Jesús, pero tampoco se caracterizó por la
aceptación de la nueva doctrina.
En todas
ellas, el Maestro, había realizado multitud de signos extraordinarios, pero no
se encontró el eco que esperaba, por eso las compara con las ciudades paganas,
Tiro y Sidón eran las más próximas a la tierra de Israel, y Sodoma, según el
Antiguo Testamento, fue destruida por el fuego como castigo a su incredulidad.
Dios no toma
represalias ante las actitudes de rechazo a su Palabra, pero sí es verdad que,
el no hacer caso a la nueva vida que ofrece Jesús en su predicación, puede
mover al desánimo.
Aprovechemos,
pues, todo lo bueno que nos ofrece el Señor si estamos abiertos a su Palabra, y
modifiquemos nuestra vida para que el amor a Dios y al prójimo sean los motores
que nos muevan en nuestra vida con relación a los demás.
Que las
enseñanzas que Jesús pone a nuestro alcance, no caigan en saco roto y seamos
capaces de convertirnos en espejos que reflejen el amor de Dios a los que nos
rodean.
¿Nos
aferramos a nuestra zona de bienestar y no reaccionamos ante las injusticias?
¿Nos dejamos llevar por el desaliento ante la incomprensión? ¿Somos capaces de
insistir “a tiempo y a destiempo” como dice San Pablo?
D. José
Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)