El reino de
los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar
una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Jesús, como
buen oriental, hablaba frecuentemente en parábolas. Por una parte, es un
lenguaje evocador, es decir, emplea comparaciones generalmente asequibles a la
gente, que facilitan la comprensión del contenido que se quiere transmitir. Por
otra parte, sin embargo, tiene un componente enigmático que atrae la atención
del oyente y provoca su reflexión. Para descubrir el sentido religioso de las
parábolas se requiere frecuentemente una explicación de las imágenes
utilizadas; además, una sola parábola no es suficiente para captar todo el
alcance de la comparación.
Jesús las
utiliza para hablar del reino de Dios que ha venido a anunciar. Ese reino o
reinado de Dios es un régimen de vida presidido por el proyecto amoroso de
Dios, y no es fácil de comprender a la primera (ni de aceptar en seguida).
Jesús se sirve de unas cuantas parábolas para ponerlo al alcance de sus
oyentes. Les quiere hacer ver que se trata de algo muy valioso, que provoca una
reacción inmediata en quien lo descubre.
Las dos
parábolas del evangelio de hoy van en esa dirección. La del tesoro escondido
nos habla de que el reino no es algo patente, sino más bien oculto a la simple
mirada humana, más allá de las apariencias. La de la perla preciosa nos dice
que no es frecuente toparse con él, que no hay que identificarlo con cualquier
cosa de cierto valor que nos encontremos, que es algo de gran precio que puede
sorprendernos en cualquier momento. Ambas parábolas invitan a vivir con alegría
ese descubrimiento, que ha provocado un vuelco en la vida, una verdadera
conversión, y por el que merece la pena renunciar a muchas cosas que creíamos
insustituibles.
¿Me he
encontrado con Dios alguna vez? ¿De qué manera y qué reacción me ha provocado?
¿Cómo entiendo yo el reino de Dios predicado por Jesús? ¿He descubierto alguno
de sus rasgos en mi vida y/o en el mundo en el que vivo?
Fray Emilio García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)