La fiesta
de la Asunción significa que la Virgen María, al término de su peregrinación
terrena y en virtud de su contribución a la historia de la salvación como
Madre del Redentor, fue liberada por la gracia de Dios de la corrupción del
sepulcro y elevada en cuerpo y alma a los cielos, donde
está y actúa como mediadora entre Dios y los hombres.
La
primera referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia
oriental; en el siglo IV se celebraba la fiesta de El Recuerdo de María,
que conmemoraba la entrada al cielo de la Virgen María y donde se hacía
referencia a su Asunción. Esta fiesta en el siglo VI fue
llamada la Dormición de María, donde se celebraba la muerte, resurrección y
asunción de María. En el siglo VII el nombre pasó de «Dormición» a «Asunción».
Los relatos apócrifos sobre la asunción de María aparecen aproximadamente desde
el siglo IV y V. Siendo el más difundido y posiblemente uno de
los más antiguos en el oriente bizantino el Libro de San Juan Evangelista.
Sin
embargo, la doctrina de la Asunción de María no fue desarrollada sino hasta el
siglo XII donde aparece el tratado Ad Interrogata, atribuido
a San Agustín, el cual aceptaba la asunción
corporal de María. Santo
Tomás de Aquino y otros grandes teólogos se declararon
en su favor.
En 1849
llegaron las primeras peticiones a la Santa Sede de parte de los obispos para
que la Asunción se declarara como doctrina de fe; estas peticiones aumentaron
conforme pasaron los años. Cuando el Papa Pío XII consultó al episcopado en
1946 por medio de la carta Deiparae Virginis Mariae, la
afirmación de que fuera declarada dogma fue casi unánime.
“La
Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, terminado el curso de su vida
terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”, así
dice la constitución apostólica “Munificentissimus Deus”, con la
que el Papa Pío XII proclamó este dogma de fe en 1950 y cuya fiesta se celebra
como solemnidad cada 15 de agosto. Años después, San
Juan Pablo II, al hablar de este dogma de la Asunción en
1997 explicó que “en efecto, mientras para los demás hombres
la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la
glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio".
En este
sentido, tal como lo afirmó Benedicto XVI en 2011, "María,
el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con
claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la
comunión de alegría y de paz con Dios”. Asimismo, el Papa
Francisco señaló en 2013 que “esto no significa que esté lejos, que
se separe de nosotros; María, por el contrario, nos
acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el
combate contra las fuerzas del mal”.
Según establece la liturgia
eclesiástica la Asunción de María representa el consuelo para el pueblo y la
esperanza de una vida más allá de la terrenal. Según la
tradición y teología de la Iglesia Católica, la Asunción es la celebración de
cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al
Cielo al término de su vida terrena. No debe ser confundido con la
Ascensión, la cual se refiere a Jesucristo. Se dice que la resurrección de los
cuerpos se dará al final de los tiempos, pero en el caso de la Virgen María
este hecho fue anticipado por un singular privilegio.
La respuesta a por qué es importante
para los católicos esta fiesta, la encontramos en el Catecismo de la Iglesia
Católica, que dice en el numeral 966: “La Asunción de la Santísima Virgen
constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una
anticipación de la resurrección de los demás cristianos”
Por todo
ello y desde siglos, en torno al día de la Asunción – el 15 de agosto -, hay
fiesta en honor de la Virgen Santísima bajo distintos títulos y advocaciones y
en consideración de este misterio de su Asunción gloriosa. Así es
la fiesta de la Virgen de los Reyes de Sevilla, de
la Virgen del Sagrario en Toledo, de
la Virgen de Prado en
Ciudad Real, de la Virgen de la Paloma en Madrid, de
la Virgen
de Begoña en Bilbao. La Asunción es también la
fiesta principal de Málaga, Elche – con su célebre y mítico “Misteri” -, San
Sebastián, Brihuega, Cogolludo, Jaca, Chinchón, Jumilla…
Además la
Virgen María Asunta es patrona de diversas poblaciones en Iberoamérica, en
particular dentro de España, México, Guatemala, Nicaragua y Paraguay. Asunción,
la capital de Paraguay, debe su nombre a ella, quien es su patrona.