Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento
se curó el niño.
Es palabra del
Señor
REFLEXION
Es bueno reconocer que estamos enfermos, que
tenemos deficiencias, que somos pobres e indigentes en muchos aspectos, que no
nos valemos por nosotros mismos para todo, pero a veces, muchas veces, acudimos
a remedios falsos, a espejismos, a engañosos pseudo-profetas…
¿Por qué no pudieron curar a aquel niño los
discípulos?, “por su poca fe” dijo Jesús, dejando translucir un sentimiento de
decepción y hasta de impaciencia extraña en Él con relación a sus discípulos,
de lo que podemos deducir que esperaba más de ellos… Y nosotros, cristianos del
siglo XXI, ¿tendremos que volver a escuchar su queja: “hasta cuándo tendré que
soportaros, generación incrédula y pervertida?”; ¿en quién ponemos nuestra fe y
confianza?, ¿cuál es la calidad y calidez de nuestra fe?, ¿somos capaces de
soltar las amarras de nuestra comodidad, de nuestros egoísmos, de nuestra
soberbia, de creer que por nosotros mismos, por nuestras capacidades humanas,
intelectuales, científicas, podemos algo?, “si el Señor no construye la
casa, en vano se cansan los albañiles” (salmo 126). Con humildad acudamos a
Jesús con una auténtica fe y un gran amor que nos posibilite una
confianza generosa y audaz.
Sor Inmaculada
Ocaña Gutiérrez
Monasterio Santo Domingo de Guzmán (Zaragoza)