En aquel
tiempo, Jesús dijo:
Es palabra del
Señor
REFLEXION
Como en tantas otras ocasiones, Jesús se enfrenta
de nuevo con los maestros de la ley y los fariseos. Son los guardianes de la
tradición de Israel y el pueblo respeta sus interpretaciones y decisiones
acerca de la ley. Es posible que, aquí, el evangelista Mateo quiera poner en
guardia a sus destinatarios contra las prácticas e interpretaciones de la ley
propias de los fariseos. Son costumbres que todavía perviven en los nuevos
creyentes procedentes del judaísmo y que es necesario abandonar ante la novedad
de Jesús.
En este caso, Jesús reprueba las prácticas puramente externas que no van
acompañadas de un sentimiento interior, sino que muestran más bien una actitud
hipócrita. Cuántas veces puede suceder esto, también hoy: se conservan formas
tradicionales de religiosidad, pero sin que correspondan a una vivencia
profunda de la fe que parecen expresar. Jesús denuncia reiteradamente la
hipocresía a lo largo de su predicación. Y reprocha también a este grupo otra
cosa: que tienen hacia la ley –hacia el profundo sentido que Dios le dio a la
ley- la misma actitud que hacia los enviados de Dios: una actitud de
incomprensión y de rechazo.
Otro aspecto que Jesús les echa en cara es que se confiesan hijos de los que
mataron a los profetas en otro tiempo. Y, en lugar de alejarse de aquella
actitud de sus padres, en realidad no han cambiado. También hoy siguen
manteniendo esa hostilidad frente a los que Dios les envía; concretamente,
hacia él, que viene de parte de Dios. Es como si, en el fondo, reconocieran que
han heredado el carácter refractario que sus antepasados vivieron respecto de
la voluntad de Dios.
Nosotros hemos heredado también costumbres religiosas de los que nos
precedieron: ¿corresponden a los nuevos compromisos que la fe nos exige hoy en
el mundo en que vivimos, o se han convertido en rutinas anacrónicas y
estériles?
Fray Emilio
García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)