Es palabra del Señor
REFLEXION
Los sábados Jesús predicaba en Cafarnaúm y una vez
más sorprende a todos por la autoridad con que lo hace. ¡Qué distinta es la
autoridad del hombre a la de Jesús!
Para el hombre autoridad significa éxito, estar en
el candelero, poder, mando, posesión, dominio.
Para Jesús la autoridad es amor, ayuda, servicio,
humildad, dar la vida.
En este fragmento del Evangelio de San Lucas se
destaca la impresión de poder que se desprende de la figura de Jesús,
manifestado en sus obras. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio
inmundo y se puso a gritar a voces: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? Jesús cura a este endemoniado y a enfermos de diversas
dolencias.
La autoridad de sus palabras y la fuerza de sus
obras provocan la admiración y el asombro de la concurrencia con sus enseñanzas
y la forma de hacerlo, con autoridad.
En la autoridad de este hombre, que nos habla, se
revela el poder de Dios Salvador. De Él está investido. Las palabras y las
obras de Cristo hacen pasar la fuerza de Dios que viene a salvar, y que quiere
salvar. De esta fuerza bienhechora sólo se beneficia quien sabe acogerla con fe.
La gente ha visto en Jesús a la persona que colmará
sus esperanzas y les proporcionará la alegría de verse libre de sus angustias y
quieren retenerle, pero Jesús se resiste. Su palabra y su persona no son
exclusivas de nadie ni de ningún grupo. Todos los pobres del mundo tienen
derecho a recibirle.
También nosotros tenemos puestas las esperanzas en
Jesús y queremos vernos libres de amarguras; estamos viviendo tiempos
complicados y difíciles en muchos ámbitos. Confiemos en Él, pidámosle con fe su
intervención y autoridad para que nos libre y salve de este demonio de la
pandemia y de otros muchos que existen en la Sociedad actual.
¿Cómo es tu autoridad frente a los demás? ¿Para que
vean tu poder o para que vean tu amor?
Dña.
Montserrat Palet Dalmases
Fraternidad Laical de Santo Domingo (Barcelona)